San Salvador.- A MEDIDA que avanza el atletismo de los XXIV Juegos Centroamericanos y del Caribe, crece la cosecha de medallas de los cubanos, que este miércoles se redondeó en nueve, dos de esos del metal más preciado.

Uno de los títulos, el de Rose Mary Almanza en los 800 metros, encajaba en los análisis previos, pero no así el del joven Mario Díaz en el lanzamiento del disco, por más que su crecimiento ha sido evidente durante el presente año.

En ambas pruebas los exponentes de la Isla ocuparon dos puestos del podio. En la doble vuelta al óvalo, Rose Mary sumó otro cetro a los conseguidos en Veracruz 2014 y Barranquilla 2018, muestra de que durante la última década nadie le ha hecho demasiada sombra en esa distancia.

Ahora completó el recorrido en 2:01.75 minutos, una marca discreta pero suficiente para aventajar sin sobresaltos a la también cubana Sahily Diago (2:02.81) y la bahamesa Shafica Maolney (2:04.98).

«Mi tercer título, estoy agradecida, sobre todo porque tuve molestias en la rodilla antes de llegar aquí», comentó a la prensa Almanza, quien felicitó a su compañera Sahily por el metal de plata.

Desde el círculo de lanzamientos la historia transcurrió parecida, con la diferencia de que Jorge Fernández (59,97 metros), el otro discóbolo cubano que optaba por medalla, terminó en la tercera posición por detrás del colombiano Mariano Ortega (61,67).

Ninguno pudo sobrepasar los 62,57 metros firmados por Mario en su tercer intento. El cubano puso a volar el implemento por encima de los 60 metros en cinco de sus seis ejercicios, en una noche en que el buen tiempo acompañó a esta ciudad.

«Que no vinieran a competir los jamaicanos me ayudó. Eran los primeros del ranking y quizá la competencia hubiera sido otra contra ellos», explicó el debutante, cohibido ante los entrevistadores en el imponente Estadio Nacional Jorge "El Mágico" González.

Otras actuaciones de cubanos colmaron de alegría a seguidores del Deporte Rey en la Isla. Qué mejor muestra que la de las triplistas Leyanis Pérez y Liadagmis Povea, capaces de meterle algo de presión a la superdotada venezolana Yulimar Rojas.

Su brinco de 15,16 metros –récord para los juegos– le confirmó, una vez más, como la reina de esta especialidad. No muy lejos quedaron los 14,98 de Leyanis, desde ese instante su tope personal, y tampoco los 14,85 que le reportaron a Povea una meritoria presea de bronce.

Para Leyanis quedó el premio de plata, dos días después de terminar en ese mismo escaño del podio en el salto de longitud. «Una magnífica competencia en que mejoré dos veces mi marca personal. Esto me impulsa a seguir», confesó la muchacha a la que todos miran cuando se habla del futuro del triple salto en el mundo.

«Por poco supero los 15 metros, pero tuve una imprecisión en la tabla y no salió», reconoció entre sonrisas por la felicidad del triunfo y porque se sabe cerca de esa barrera. 

Igual de feliz se mostró Povea, quien transitó por una reciente lesión. Hacer lo mejor de la temporada le llena de orgullo y agradecimiento hacia su entrenador Yoelbi Quesada, responsable anónimo de este resultado y de la recuperación.

La reina Yulimar, seguida de una punta a la otra del estadio, disfrutó su primera medalla de oro en estas citas como si de una corona olímpica se tratara. La alumna del cubano Iván Pedroso puso todo el empeño a la competencia. Aunque el récord ganador le llegó desde el primer intento, no descansó y en cada salto le fue con todo a la tabla.

Luego se paseó por la instalación, respondió saludos de los admiradores, sonrió en cada selfie solicitado y se deshizo en elogios para Leyanis, Povea y el pueblo cubano, al cual reconoció admirar.

Otra que acaparó su segundo premio sobre la pista fue la velocista Yunisleidy García, con 23.05 segundos gracias a buen remate en la prueba de 200 metros. Solo la superó la jamaicana Yanique Dayle (22.80) y relegó a la potente dominicana Fiordaliza Cofil (23.07) a la tercera posición.

Motivos de sobra para la euforia tuvo Greisys Robles (12.94 segundos) después de correr los 100 metros con vallas con apenas 33 centésimas de diferencia con respecto a la extraclase puertorriqueña Jasmine Camacho-Quinn (12.61), quien hizo valer su condición de campeona olímpica para adueñarse de la presea dorada.

El tercer premio en esta prueba fue al cuello de la costarricense Andrea Vargas (13.02). Keyli Linet Pérez (13.64), la otra finalista cubana, entró a la meta en la sexta posición.

Miguel Zamora ganó el metal de bronce en el martillo con 72,63 metros. El otro debutante cubano en este evento, Ronald Mencía, celebró con el cuarto lugar y 71,32 metros.

El título lo mostró en su pecho el puertorriqueño Jerome Vega (74,83). La presea de plata se la agenció el mexicano Diego del Real (74,57).

Shainer Reginfo estuvo entre los finalistas de los 200 metros, instancia a la que no pudo acceder antes en el hectómetro. Su registro de 20.97 segundos le deparó el octavo lugar. La victoria quedó en manos del favorito dominicano Alxander Ogando, medallista en Tokio 2020 con marca de 19.99 segundos.

Para la heptatlonista cubana Adriana Rodríguez también hubo buenas noticias en la jornada. Luego de cuatro de los siete eventos marcha delante con 3 mil 741 puntos. Y para mayor alegría, su compañera Mary Patterson le sigue con 3 mil 626 unidades.

Este jueves tendrán que disputar el salto de longitud, el lanzamiento de la jabalina y los 800 metros. Si nada extraordinario sucede, Adriana revalidará su cetro de Barranquilla 2018.