Pinar del Río.- LA COPA de Oro de Fútbol 2021 podría representar para la selección cubana una plataforma de despegue, una vitrina de su creciente nivel cualitativo.

Aunque la idea pecaría de reduccionista, la lid en suelo estadounidense (2 de julio al primero de agosto) se pinta como la oportunidad de afianzar el proyecto iniciado frente a Guatemala en la eliminatoria para la Copa del Mundo de la Fifa en Catar 2022.

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La convocatoria de jugadores que militan en clubes profesionales, más allá del auspicio de la Asociación de Fútbol de Cuba (AFC), un viejo anhelo del balompié nacional, comenzó temprano a brindar sus frutos.

A pesar del accidentado arribo de algunos atletas a la concentración en suelo chapín, y de las derrotas ante anfitriones y curazoleños, el cambio resultó notable en cuanto a calidad de juego.

Poco después la perspectiva cambió y llegaron las victorias ante dos rivales de poca entidad incluso para el área. No obstante el continuo acople de las piezas y las carencias todavía notables, la concepción futbolística y la interpretación de un juego agradable a la vista aderezaron esos triunfos.

La mira, sin embargo, ya no estaba en Catar 2022, sino en la justa con sede en Estados Unidos. El periplo eliminatorio final devino modelaje competitivo en circunstancias reales y la nota final fue notable. 

La fase preliminar del torneo que acogerán varias ciudades norteñas pondrá ante los Leones del Caribe a dos equipos similares a los enfrentados recientemente. 

El 3 de julio tendrán delante el seleccionado de Guyana Francesa, que si bien integra la Concacaf no sucede lo mismo con la Fifa, por lo que no puntúa para el ranking. El último choque entre ambos se ubica en la Copa del Caribe de Fútbol de 2016 y terminó con derrota de 0-3 para la mayor isla de las Antillas. 

Sin embargo, los momentos de cada selección se antojan distintos. Los cubanos cuentan ahora con piezas de mayor entidad que sus rivales, de ahí que la balanza se les incline a la hora de emitir pronósticos.

El segundo partido prevé si acaso un mayor rigor. Trinidad y Tobago no vive su mejor época futbolística, como cuando se clasificó a la copa del mundo de 2006 de la mano del técnico holandés Leo Beenhakker. No obstante, posee nivel para el área del Caribe. 

Sin muchos problemas, los Soca Warriors deben imponerse a Monserrat en primera ronda y disputar contra Cuba, el 6 de julio, el último boleto para el grupo A de la fase de grupos. 

Este partido, a todas luces posible, se anuncia como el trance capaz de marcar el arranque definitivo en el buen andar de la selección dirigida por Pablo Elier Sánchez. 

A pesar de la distancia que separa a ambos conjuntos en el ranking de la Fifa, ganar constituye una tarea completamente posible si tomamos como referencia el reciente partido ante Curazao, mejor ubicado que los trinitarios ahora mismo y con más jugadores en circuitos europeos. Recordemos que Cuba dominó en todos los aspectos del juego, a pesar del marcador adverso. 

Nuevas incorporaciones a la escuadra nacional brindan al seleccionador más diversidad que en otras ocasiones. Llegan jugadores con experiencia en Europa, ya bien en divisiones inferiores de las ligas española e italiana, ya bien del tipo Onel Hernández, con experiencia en la fortísima Premier League y campeón de la segunda división inglesa. Eso y otras consideraciones otorgan otro estatus competitivo a los Leones. 

El conjunto tricolor gana enteros además con el periplo competitivo que ha comprendido los cuatro partidos eliminatorios y otros topes amistosos.

En dichos partidos se ha podido ver no solo un aumento vertiginoso del nivel (recordemos que en la pasada Copa de Oro la selección experimentó una goleada tras otra), sino la versatilidad que permite al técnico pinareño utilizar variantes resolutivas, ya sea en la contención del resultado o como revulsivo, tal cual vimos en el partido ante San Vicente y las Granadinas, en el cual los cambios generaron el tanto de la victoria.

Los jugadores experimentados del conjunto ostentan también horas de asueto en circuitos profesionales del área, como Maykel Reyes, Luis Javier Paradela, Yosel Piedra y el capitán Arichel Hernández. Ellos protagonizan igualmente la escalada cualitativa del elenco. 

Esta reestructuración se realiza de forma previsora. Notemos a novísimos talentos como Dayron Reyes, quien promete ser el referente ofensivo en el próximo ciclo mundialista, y a Carlos Vázquez (Cavafe), toda una realidad comandando la zaga tricolor. 

El recambio no solo oxigena el vestuario y le hace respetado por los rivales del área (pueden alinear hasta cinco jugadores que militan en Europa), sino que permite un sistema de juego nada habitual en el Caribe y que asegura otro escollo difícil a sortear.

La novedad no está en el físico de los antillanos, que normalmente deviene una fortaleza, sino en el cerrojo defensivo que logró, por ejemplo, mantener en cero la puerta durante dos partidos consecutivos de la eliminatoria mundialista, en la cual recibió solo tres. Huelga decir que algunas desatenciones por cuestiones de acople y falta de efectivos, en los partidos ante Curazao y Guatemala, parecen cosa subsanada. 

La fase de grupos de la Copa presentaría una complejidad superlativa en caso de llegar, algo muy probable. Ante Curazao, a juzgar por lo visto en mayo en el estadio guatemalteco Doroteo Guamuch Flores, se permitiría la revancha y el desquite para los criollos.

El propio técnico de los curazoleños, el avezado Guus Hiddink, reconoció el talento de la nueva selección cubana por lo visto sobre la cancha aquel día en que merecimos la victoria o al menos el empate.

Ante México las probabilidades de un buen resultado disminuyen drásticamente, mas el encuentro constituiría una inmejorable ocasión para enfrentar sin complejos a un seleccionado de nivel superior y testear el techo propio. Si no en el resultado, podríamos lucir en el despliegue dentro del campo.

El Salvador parece el otro contrario a vencer. Siete puestos mejor ubicado que Curazao, se trata de un equipo complejo al que debe apuntar el combinado antillano.

Los salvadoreños se nutren mayoritariamente de su liga, aunque tienen peso jugadores del fútbol estadounidense y algunos que militan fuera del continente, como el delantero Joshua Pérez que juega para el Ibiza de la segunda división española.

Eso los ubicaría como nuestro oponente de mayor peso, pues tiene argumentos ofensivos para inquietar a los Leones, tanto que en el último partido eliminatorio le endosaron goleada de 4-0 a San Cristóbal y Nieves. 

A muchos podrá parecer entusiasta esta valoración, a sabiendas de la pésima actuación registrada en la Copa de Oro precedente. Quizás lo fue también aquella de hace algunas semanas, poco antes de plantar cara a Guatemala y Curazao, y vencer a Islas Vírgenes Británicas y San Vicente y las Granadinas, lo cual incluyó una goleada y dejar el arco con solo tres goles.

Ahora bien, el discurso pesimista tampoco funciona dados los hechos. No se puede esperar goleada tras goleada en contra y considerarse sensato en el pronóstico. Clasificar y un poco más es posible. Confiar en este grupo, más que un acto de fe, es un enorme privilegio.