La Habana.- MIENTRAS el mundo deportivo se debate en torno a la mantención, aplazamiento o suspensión de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, algunos se preguntan qué haría el gladiador cubano Mijaín López en la peor de las circunstancias posibles.

Por delante están su edad (cumplirá 38 años el 20 de agosto) y la real posibilidad de convertirse en el único luchador del planeta con cuatro coronas bajo los cinco aros.

También retumba en la mente de muchos su anuncio de que pondría fin a su magnífica carrera tras la cita prevista en la capital nipona del 24 de julio al 9 de agosto venideros.

Este domingo, JIT contactó con Luis de la Portilla, comisionado nacional de la disciplina, y la respuesta a la interrogante quedó resuelta.

«Estamos al tanto de la situación mundial y he conversado hace algunos minutos con Mijaín y su entrenador, el profesor Raúl Trujillo. Ambos afirman que no renunciarán al cuarto título olímpico, en cualquiera de las circunstancias posibles», apuntó el dirigente.

«Mijaín se encuentra en estado óptimo y muy motivado. Logró resultados destacados en la pasada Bundesliga Alemana y se mantuvo en 133 kilogramos durante los entrenamientos realizados en Canadá, en los días del campeonato panamericano y torneo clasificatorio olímpico», detalló Portilla.

«La despedida de Mijaín será en grande, como lo merecen sus éxitos y el pueblo cubano. No ocurrirá en una situación tan triste como la actual», concluyó el federativo.

Mijaín acumula los títulos olímpicos de Beijing 2008, Londres 2012 y Río de Janeiro 2016, así como los universales de 2005, 2007, 2009, 2010 y 2014. En juegos panamericanos no ha perdido jamás, desde su debut en Santo Domingo 2003, y lo mismo sucede a nivel centrocaribeño desde Veracruz 2014.

El pinareño aspira conseguir lo que no pudo el legendario ruso Alexsandre Kareline, quien tras reinar en Seúl 1988, Barcelona 1992 y Atlanta 1996, perdió en la final de Sídney 2000 ante el estadounidense Rulon Gardner.

El Gigante de Herradura no piensa en un suceso así de trágico, y mucho menos en que un virus le vaya a negar toda la gloria posible.