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Nur Sultan, Kazajistán. - EL GREQUISTA santiaguero Ismael Borrero (67 kg) se mostró este domingo intratable, inmenso, muy superior sobre los colchones dispuestos en la Arena Barys de esta moderna ciudad euroasiática, sede del Campeonato Mundial de Luchas 2019.
Cinco victorias al hilo le ofrecieron como premios el boleto olímpico a Tokio 2020; anclar en la final de su división, firmar la primera medalla de Cuba en esta lid y su segunda a este nivel, tras el oro alcanzado en Las Vegas 2015 en los 59 kg.
Además, aportó para los libros el metal mundial número 50 de los gladiadores cubanos de este estilo, una historia iniciada hace 37 años por Cándido Mesa (100 kg) en la justa acogida por Katowice, Polonia.
El rey olímpico de Río de Janeiro 2016 ganó sus tres combates iniciales por superioridad técnica, frente al iraní Hamed Mousa (9-0), el rumano Mihai Radu Mihut (9-0) y el alemán Frank Staebler (11-0).
Si los dos primeros rivales carecían de sonados palmareses, la demostración ante el germano encendió todas las alarmas en el área de calentamiento del auditorio, pues el vapuleado posee nada menos que tres diademas del orbe en las divisiones de 66, 71 y 72 kilos.
Luego llegó para el nuestro el compromiso más complicado de la fecha, pues el coreano Hae-Soon Ryu, vigente líder asiático y campeón mundial en París 2017 (66 kg), defendió fuerte arriba, no permitió libertades en el agarre y aguantó abajo como una “roca”.
Imponiéndole pasividad y sacándolo una vez del colchón fue como Ismael pudo salir adelante, sufriendo el lógico cansancio causado por una intensa y extensa sesión matutina.
En la tarde, otra vez fresco, venció sin susto (6-2) al egipcio Mohamed Ibrahim Elsayed, dorado universal entre menores de 23 años en la temporada 2018.
No vimos a un Borrero espectacular, pero manejó el combate a sus anchas mediante la pasividad y los pases atrás. Un leve error en defensa le costó los dos puntos marcados por el africano, quien le tomó la espalda en una acción sin continuidad afortunadamente.
En la final, Borrero se medirá a otro “monstruo” de la categoría, el ruso Artem Surkov, dueño de lo más alto del podio en esta categoría hace un año en Budapest.
«Siempre dije que con una buena preparación saldría lo que estaba esperando. Todavía falta la final, pero el objetivo ya se cumplió y no hay presión de ningún tipo. Si puedo ser campeón por segunda vez, mejor», dijo a JIT en la zona mixta de la inmensa instalación kazaja.
«No solo el coreano Ryu, todos acá son buenos rivales y les pude ganar, incluso al alemán que muchos pensaban sería el campeón nuevamente. La clave estuvo en salir a pelear para mí, sin presión», agregó sudoroso y con la agitación propia de la lidia.
«El ruso triunfó hace un año, será nuestra primera pelea frente a frente y espero algo reñido. Nunca he experimentado la regla del doble pesaje, pues en Budapest no avancé a la disputa de medallas. En esa ocasión no llegué bien preparado», admitió el indómito.
Interrogado sobre la posibilidad de reinar por segunda vez en un Mundial previo a los juegos olímpicos, Borrero afirmó que las circunstancias son diferentes, pues «aquella vez luchaba por convertirme en un gran atleta, ahora lo hago para divertirme y las cosas salen más fáciles».
En la propia jornada, sus compañeros Daniel Grégorich (87 kg) y Gabriel Rosillo (97 kg) no pudieron cumplir el objetivo de anotarse en Tokio 2020.
El capitalino eslabonó sonrisas sobre el armenio Artur Shahinyan (4-1), el surcoreano Heageun Park (5-0) y el kazajo Azamat Kustubayev (1-1), pero en cuartos de final no pudo 0-4 con el uzbeco Rustam Assakalov, plateado a este nivel hace cuatro campañas.
El grandulón santiaguero arrolló al italiano Daigoro Timoncini (9-0) y al húngaro Balazs Kiss (9-0), pero después no pudo increíblemente con el iraní Mohammadhadi Abdollah Saravi (4-5).
Nuestro monarca mundial juvenil llegó a tener ventaja de 4-0 en el segundo período, pero la fatal mezcla de agotamiento y desconcentración le llevaron al fracaso. Lograr un buen agarre arriba, mover al rival y evitar que progresaran sus acciones eran las tareas a falta de un minuto de lucha. No pudo hacerlo y confieso que decirlo aquí resulta más fácil que lograrlo.
«Le pasaron factura la inexperiencia y la falta de fogueo a este nivel. Igual se trata de un buen trabajo para un muchacho de apenas 20 años de edad», consideró el profesor Raúl Trujillo.
Comoquiera que los oponentes de Grégorih y Rosillo no avanzaron en el organigrama tras someterlos, la posibilidad de llegar a la repesca se esfumó y con esa los “sueños” de viajar desde acá a la capital nipona.
La velada dominical incluyó la entrega de las medallas en las divisiones clásicas no olímpicas. Reinaron allí los georgianos Nugzari Tsurtsumia (55 kg) y Lasha Gobadze (82 kg), el japonés Shinobu Ota (63 kg) y el ruso Abuiazid Mantsigov (72 kg).
El lunes finalizará el trío de pesos iniciados hoy, y vivirán la etapa preliminar y hasta semifinales los de 60, 77 y 130 kilos.
En este último competirá el capitalino Oscar Pino, dos veces de bronce en justas de esta envergadura. Mijaín López verá los “toros” (todos acá presentes) desde la barrera.
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