Por Rosa María Panadero

Santiago de Cuba.- CUANDO el pasado mes de abril se abrieron las cortinas de la V Serie Nacional de Béisbol Sub-23, uno de los equipos favoritos a la victoria era la novena de este territorio.

Dos campeonatos al hilo, de la mano del director técnico Heriberto Rosales Hernández, era la principal carta de presentación de los indómitos, sustentados en una poderosa ofensiva, estable pitcheo y hermética defensa.

Pero la realidad en el terreno fue otra y los rojinegros fueron relegados al tercer lugar de la zona oriental, por detrás de Granma y Las Tunas, y al quinto puesto general. Esta vez, y como reza el dicho popular, les toca ver los toros desde la barrera.

Con Heriberto, también entrenador del equipo de mayores, dialogamos recientemente.

¿Luego de este resultado piensas cerrar tu etapa al frente del equipo indómito?

Para nada, mi trabajo en el Sub-23 apenas comienza. Defender un bicampeonato es difícil para cualquier director y eso siempre lo dejé claro, además de que teniamos identificadas cuáles eran nuestras fortalezas y debilidades. 

Cuando comenzó la temporada la ofensiva se desbordó, pero el pitcheo no fue capaz de preservar los marcadores. Si tenemos en cuenta que los lanzadores representan el 70% del éxito, entonces realmente no podíamos mantener nuestras aspiraciones de estar en el podio.

Otro aspecto negativo fue la defensa, que no estuvo ni por asomo a la altura de lo esperado.

Deserciones y contrataciones en ligas foráneas…  ¿Cómo influyeron en el equipo?

En este caso de manera negativa. Tuvimos el caso del torpedero regular Ricardo Ramos y del principal lanzador Carlos Fong, quienes fueron convocados a la Liga Especial hacia Barranquilla. Ulfrido García y Oscar Luis Colás acabaron contratados en el extranjero. Y también pesaron las salidas definitivas de Disney Arévalos y Giorgis Cuevas.  

Estos aspectos influyeron en el equipo desde el punto de vista anímico, pues cuando estábamos en el mejor momento de la campaña —segundo lugar detrás de Granma— nos desmoronamos.

A pesar de ello, valoramos como positivo el lugar alcanzado. En el pitcheo y la defensa hay que trazar nuevas estrategias, ya que estos muchachos son los talentos provinciales. Lo principal es buscar las causas para comenzar a trabajar con más tiempo.

En esta temporada los entrenamientos no comenzaron en septiembre como era costumbre. ¿Considera que ese detalle también influyó en el resultado final?

Sí, porque terminando la 57 Serie Nacional tuve que partir al Panamericano Sub-23 efectuado en Panamá, razón por la cual los entrenamientos iniciaron en diciembre.  

¿Crees que para la próxima temporada Santiago retorne al podio?

Estas categorías son impredecibles, pero confiamos en la juventud y el talento de los jugadores. Entre ellos destacan Santiago Torres, Marlon Serrano, Francisco Martínez y otros que a base de disciplina, entrenamiento y entrega en el terreno pueden volver a colocarnos en el podio nacional.

Otros como Sergio Barthelemy, Dasiel Sevila, Ricardo Ramos y Yeri Martínez han dado un salto extraordinario y eso también es digno de reconocer.

También faltó Lionard Kindelán…

Encontrar un cuarto bate y slugger natural como Lionard Kindelán es sumamente difícil en la pelota cubana. El pasado año fue líder de jonrones y carreras impulsadas, pero nos aportó en todos los órdenes.

Ahora nos toca trabajar con los jugadores que tenemos para que los resultados vuelvan a ser halagüeños.

¿Ha sido apoyado para el desarrollo del equipo Sub-23?

Creo que sí, aunque hay cosas que siempre faltan, sobre todo en el orden material. La primera serie que ganamos en el 2016 fue con mucho sacrificio y carencias, pero nuca tiramos la toalla. Ya en la segunda le tomamos la medida y con el deseo de ganar esas limitaciones se hicieron efímeras.

¿Continúa siendo el Sub-23 la principal cantera para el equipo de mayores de Santiago?

Sí, aunque el nivel cambia. Sin embargo, ellos deben jugar, salir al campo, tomar confianza, entregarse por una camiseta tan grande como esta. Le debemos hace rato al pueblo indómito volver a “cerrar la Trocha”. Con ese empeño estamos trabajando.