La Habana.- EL CAMPEÓN olímpico de Río de Janeiro 2016 en pistola tiro rápido 25 metros, el alemán Cristian Reitz, ha confesado realizar de 250 a 300 disparos por sesión en busca de la máxima concentración, y entre 500 y 700 en otras actividades del entrenamiento.

El profesor cubano Meinardo Torres Moraga se sentiría feliz si su pupilo Leuris Pupo, titular bajo los cinco aros en Londres 2012, llegara al menos a un tercio de esas cifras.

Necesidades de ese tipo han preocupado durante mucho tiempo al avezado técnico antillano, quien un día se propuso sustituir el llamado tiro en seco por algo que diera a Pupo y sus compañeros un amago más real de los disparos.

Al final, surgió de su mente y sus manos un implemento que adaptado a la pistola simula la vibración y el retroceso causado por la descarga, un resultado de gran aceptación por parte de los atletas.

La novedad y pertinencia del “invento” hicieron que Meinardo mereciera la condición de mejor innovador durante la entrega de los Premios Anuales de la Ciencia del Inder “José Yáñez Ordaz” en el 2017, realizada en el marco de la VII Convención Internacional de Actividad Física y Deportes (Afide).

«La escasez de balas nos llevó a idear un ejercicio de perfeccionamiento técnico que simulara una reacción, para ayudar al trabajo», comentó a JIT en diálogo sostenido tras una sesión de entrenamiento en la Escuela Nacional de Tiro.

Su primera tarea fue localizar un electroimán de auto para insertarlo en el arma, de manera que al disparar se accionara y produjera un movimiento similar al que ocurre con el uso de las balas. Ello dio como resultado una reacción en el tono muscular del atleta.

«Los deportistas tienen que mantener el control del arma, la mira y el tono muscular. Con este trabajo pretendemos que se mantenga un volumen de trabajo técnico estable», aseguró.

Meinardo también debió buscar otros dispositivos como solenoide, temporizador, magnético y transformador de 12 volt, para completar las pruebas.

Sin embargo, ahora el innovador pretende hacerle mejoras al diseño original, específico para las pistolas Pardini que emplea Pupo, con el fin de que puedan emplearse en las armas marca Walter que poseen los restantes pistoleros del equipo.

«El proyecto se concluyó hace meses, después de estudios sobre el golpeo y salvando otras dificultades. Incluso pasamos para la parte inferior del cañón el temporizador para el pulso de corriente, con el fin de que aumentara el efecto deseado.

»Ya para la parte técnico-táctica tenemos una segunda fase con sistema de láser y cámaras para marcar los disparos, lo cual sería un paso de avance mayor», consideró.

Estas no son las primeras incursiones de Meinardo en el campo de las innovaciones. Cuando los blancos cambiaron de móviles a estáticos, con sistemas de luces para avisar los segundos para disparar, participó activamente en pos de una solución doméstica.

«No tenemos blancos electrónicos, pero ya tenemos bombillos. Primero fueron del tipo led, concebidos por especialistas del Inder, pero como más de una vez fuimos blanco de robos acá en la Escuela, entonces hemos colocado otros.

»Este recurso es esencial, ya que los atletas deben desarrollar una gran concentración. Recordemos que en la serie de cuatro segundos tiene que ejecutar cinco disparos tras el encendido de la luz verde», explicó.

Los retos por delante incluyen contar con una cancha techada, porque las competencias suelen tener una primera parte sin techo y la final con cubierta. El proceso de reanimación de la Escuela pudiera resolver esa carencia.

«Pupo tuvo que ponerse una gorra en la final de Londres, por la intensidad de la luz; en otras ocasiones, como en Múnich, hemos tenido que colorear las miras. El proceso de dilatación y contracción de la pupila en el tiro rápido requiere de mayor adaptación al contraste de la luz», expresó.

Su filosofía se basa en inducir al atleta la conciencia de hacer lo que se le indique. Y más en una época de tantas dificultades, en la cual hay que llegar a los resultados sin disponer de todos los recursos. «Inspirar la pasión es lo importante, y perfeccionar tanto el brazo como la mente», sostiene.