LAS CAÍDAS constituyen una de las afecciones más comunes en el adulto mayor y son capaces de provocar el estado de invalidez temporal o permanente, uno de los factores de riesgo de mortalidad por las complicaciones físicas y sicológicas que son vivenciadas por estos.

Para prevenirlas es fundamental evaluar bien al adulto mayor en función de conocer los factores de riesgo a los cuales se expone en las actividades de la vida diaria.

O sea, es vital identificar los factores de riesgo que producen las caídas y sus consecuencias, así como la importancia del ejercicio físico para el desarrollo del equilibrio y la estabilidad.

Mareos, vértigos y vahídos son sinónimos para definir un mismo trastorno: pérdida de equilibrio, que produce una desagradable sensación de inseguridad en quien lo experimenta.

Las causas son múltiples, sin embargo, muy pocas veces los afectados asocian este síntoma con el oído, cuando es precisamente en el oído interno donde coinciden dos órganos: el que percibe y diferencia las excitaciones sonoras, y el que reacciona ante el estado del cuerpo en el espacio y el cambio de posición, el equilibrio.

Este órgano se localiza en el hueso temporal y en la parte más profunda del cráneo y lo forman unas estructuras denominadas canales semicirculares, el sáculo y el utrículo, que junto con los nervios completan el llamado aparato vestibular. Esto se apoya en sus funciones en la vista y los impulsos sensitivos procedentes de los nervios y músculos del cuerpo.

La falta de equilibrio ocurre a cualquier edad. En el adulto mayor está vinculada a los cambios biológicos del envejecimiento que afectan a diferentes sistemas del organismo.

No obstante en cualquier etapa de la vida las causas de los mareos y la inestabilidad pueden ser de dos tipos:

. Motivados por una afección directa del aparato vestibular

. Y las que tienen su origen fuera de este, como son las insuficiencias circulatorias, en especial las que se relacionan con la artrosis cervical, la hipertensión arterial, trastornos neurológicos, intoxicaciones hepáticas y renales, mal de Parkinson, hipoglucemia, entre otras enfermedades y síntomas.

Cuando el origen de un vértigo está en el oído interno, suele acompañarse de hipoacusia (disminución de la audición) en un oído, y de ruidos, todo lo cual se conoce en términos médicos como Síndrome de Meniére.

Las molestias pueden producirse cuando aumenta la presión de los líquidos existentes en el laberinto del oído interno por causas que aún se estudian, y también como consecuencia de traumatismos o infecciones que llegan a afectar el aparato vestibular, y en estos casos al desequilibrio y la falta de audición se suman a menudo náuseas, vómitos, enfriamiento o sudoraciones.

El equilibrio es una de las capacidades físicas que más se deprimen en el adulto mayor y dan lugar a fracturas en diferentes partes del cuerpo, muchas de las cuales inducen a la invalidez o a estar encamado por largos períodos de tiempo, con sus consecuentes daños colaterales.

Esta capacidad, después de un diagnóstico adecuado, es susceptible de rehabilitarse, mediante ejercicios específicos de estabilidad, coordinación neuromuscular y aquellos que influyen sobre la columna cervical.