La Habana .- EL MOVIMIENTO deportivo cubano dio este domingo el último adiós al excepcional entrenador de voleibol, Eugenio George, el mejor del siglo XX, quien falleció tras prolongada enfermedad.

Familiares, amigos y varias generaciones de las emblemáticas Morenas del Caribe acompañaron al entrañable profesor que logró hacer realidad el proyecto de la Escuela Cubana de Voleibol, lo cual llenó de gloria a Cuba en las competencias de mayor rango en el mundo.

Estuvieron presentes en sus funerales Jorge González, presidente de la comisión de salud y deporte de la Asamblea Nacional del Poder Popular, y Christian Jiménez Molina, titular del Instituto, Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER).

Mireya Luis, capitana por muchos años de la selección de lujo, le dedicó sentidas palabras al querido maestro de tantas jugadoras que hoy agradecen la formación que les dio Eugenio tanto dentro como fuera de la cancha.

“Es difícil desprendernos de alguien que hizo historia, pero no cualquier historia, dio su vida al deporte y estuvo  cerca del terreno hasta sus últimos días brindando sabiduría, experiencia y calma”, expresó conmovida de quien naciera el 29 de marzo de 1933 en la oriental ciudad de Baracoa.

“Nuestro deporte no vivió siempre momentos color rosa, pero él tuvo la capacidad de levantarse apoyado en su colectivo. !Cuánta entereza y corazón derrochó para dirigir durante tanto tiempo a mujeres y hombres!”, recordó.

“Quisiera decirle a Eugenio gracias por ser tan humano, gracias por ser tan grande, gracias por dejarnos una escuela nacional de voleibol, gracias por dejar tanto amor impregnado en todas estas personas que están hoy presente aquí y que somos encargadas de seguir este legado”, añadió.

Aseguró que ella como sus compañeras Morenas del Caribe se sienten como hijas biológicas del legendario profesor. “Gracias por tanto amor que nos ofreciste y nos dejaste”.

Durante los funerales, Regla Torres, la mejor voleibolista del siglo XX, manifestó que “no quiero recordar a Eugenio con tristeza porque hizo muchas cosas lindas y buenas, preparó a muchas mujeres, formó una escuela, nos dio educación y  preparación para el voleibol y la vida”.

“Cada vez que nos reencontramos varias de los equipos que formó recordamos anécdotas, las cosas que nos decía y sus consejos, ahora lo que hace falta es seguir la tradición, el desarrollo de la escuela que implantó porque su memoria  será un eterno y gran compromiso del voleibol cubano para recobrar aquellos años de victorias”, dijo conmovida.

Un grupo de las primeras campeonas mundiales, las de 1978 como Mercedes Mamita Pérez, Imilsis Téllez, Ana Ibis Díaz, Nelly Barnet y Mirian Herrera, entre otras, acompañadas de sus seguidoras, dedicaron junto al féretro aquella amorosa canción que ellas entonaban junto al profe de camino al aeropuerto ante cada compromiso internacional.

“La principal fórmula de Eugenio era trabajar con rigor, disciplina y rectitud, no tenía horario; además tenía una característica muy importante, grande dentro y fuera de la cancha trazando la estrategia del voleibol, pero capaz de desarrollar sus aptitudes como maestro, hay muchas que no llegaron a ser excelentes jugadoras, pero si buenas personas y eso es un mérito incalculable”, señaló consternado Argelio Hernández, instructor de la FIVB y secretario de la Federación Cubana.