La Habana.- DESDE el sábado los conocedores del boxeo aplauden la victoria del cubano Yordanis Ugás sobre esa leyenda viva del boxeo rentado que responde al nombre de Manny Pacquiao.

El voto de los tres jueces premió su mejor trabajo sobre un cuadrilátero instalado en Las Vegas, en jornada que pudo marcar el fin de la amplia trayectoria del fajador filipino.

Ugás festejó la corona súper welter de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), tras dejar atrás capítulos poco felices de su carrera profesional.

Se ha encumbrado este santiaguero formado al amparo de un sistema deportivo que le permitió pulirse desde la base hasta instalarse en la élite nacional y ser llamado al concentrado mayor de la Isla.

Desde sus filas se proclamó campeón mundial en Mianyang 2005, fue medallista de bronce olímpico en Beijing 2008 e incursionó en otros eventos hasta que apostó por otros sueños.

Sin embargo, ese giro ha ido más allá de su proyección atlética, hasta mostrarse políticamente radicalizado junto a quienes desean una Cuba rendida a los designios del imperio estadounidense.

Sus publicaciones y declaraciones tras el triunfo no dejan dudas: aquel muchacho humilde, querido y hasta mimado por sus entrenadores, ahora respalda a claros agresores de la patria e hilvana discursos poco logrados, lejanos de la claridad de sus acciones entre las cuerdas.  

No reconoce ni agradece su formación acá. Así lo prefiere. Y aunque toca respetar su posicionamiento ideológico y político, cuesta entender que difame de sus excompañeros de equipo e intente ejercer un liderazgo al amparo de quienes arrecian los ataques contra el país que le vio nacer.

Le hizo feliz escalar al ring al compás de un tema musical devenido himno de los enemigos. Y repitió después la consigna enarbolada por estos, que intenta derribar el sentido patriótico de aquella de Fidel que nos ha acompañado por décadas en la defensa del país.

Desde el sábado los conocedores del boxeo aplauden su victoria deportiva, pero millones de cubanos lamentan su desmemoria y claro servilismo durante el festejo. Esos nos quedamos con el olímpico ¡Patria o Muerte, Venceremos! de Julio César La Cruz en Tokio 2020.