Tokio.- UNO TRATA de humanizarlo, de tratarlo como simple mortal, pero te hace quedar mal ante el público.

El sábado comentamos que sus dos primeros rivales no serían para nada un regalo, pero entonces llegó al Makuhari Messe Hall A, otra enormidad de esta megaciudad, y con cara de “asesino” liquidó a ambos por superioridad.

Sí, claro, hablo del luchador cubano Mijaín López, quien sin recibir punto en contra en dos salidas al colchón se instaló este domingo en las semifinales de los 130 kg en los Juegos de la XXXII Olimpiada.

Antes de que acabara el primer período venció al rumano Alin Alexuc-Ciurariu, campeón de Europa en 2020, con ocho puntos que volaron en la pizarra electrónica como resultado de varias acciones desde la posición de cuatro puntos.

Luego se le paró delante un iraní con pinta de grande, y en verdad promete, llamado Amin Mirzazadeh. Su rango de campeón mundial juvenil y de Asia encontró evidencia en su actuar, pero la “maquinaria caribeña” lo devoró poco después del descanso intermedio.

Con siete puntos a favor, fruto incluso de una acción de amplio espectro (4 ptos.), al triple monarca bajo los cinco aros solo le restaba poner pasivo a su oponente a poco de iniciarse el tiempo complementario. Y lo hizo.

«Todo bien, quizás un poco cansado en este segundo combate, pero ya está hecho», comentó Mijaín de paso por la zona de entrevistas, donde confirmó que se trata de su primer enfrentamiento ante Mirzazadeh.

Interrogado sobre la mayor oposición brindada por el iraní expresó: «Normal, estos son unos juegos olímpicos».

En cuanto a la ya pactada semifinal frente al turco Riza Kayaalp, el Gigante de Herradura comentó sonriente: «Aquí estamos».

Un colega europeo le preguntó si este era el final de su carrera y le dijo: «No se puede decir eso, eso de última vez no se puede decir».

Por el otro lado del organigrama se instalaron en semifinales el cubano que representa a Chile Yasmani Acosta, y el georgiano Iakovi Kajaia, ambos con medallas en lides del orbe.

El último derrotó en cuartos de final al favorito de esa zona del organigrama, el ruso Sergey Semenov, con cerrada pizarra de 3-1.

¿Que si puede darse una final entre cubanos? Sí, por supuesto, y no confirmaría otra cosa que la brillantez de nuestra escuela de lucha. Allá quien vea otra cosa…  

ORTA VA CUMPLIENDO EL DESAFÍO

El grequista Luis Orta (60 kg) empezó a cumplir hoy el desafío lanzado en una entrevista con JIT, días antes de iniciar su competencia acá: «vengo a ganarle a todo el mundo», dijo entonces seriamente.

Y bueno, no lo ha ganado todo aún, pero al menos se anotó en semifinales tras derrotar al estadounidense Ildar Hafizov, con pizarra de 5-0, y al ruso Sergey Emelin con cerrada de 4-3.

Pero no pasemos tan rápido sobre este último resultado, pues el representante de Moscú no es cualquier cosa…

Este año mandó en su país y en Europa; en 2019 fue plata en el certamen mundial de Nur Sultán; en 2018 reinó a ese nivel en Budapest 2018, mejorando el segundo puesto de París 2017.

Pero el cubano, entero físicamente, muy seguro y siempre activo, le ganó la pulseada con dos expulsiones decisivas del colchón que el entrenador ruso no podía creer. Además se deshizo de los intentos de ataque de un oponente bien experimentado, que este año compitió en tres lides de alto nivel.  

Fue ese el tercer balde de agua fría del día para los de la tierra de la Matrioska, tras la derrota de Semenov en los 130 kg y de la chica Vorobieva en los 76 kg.

Orta se medirá en semifinales al moldavo Víctor Ciobanu, de 29 años de edad y con el subcampeonato mundial de 2018 como lo mejor de su carrera.

¿Asequible para el nuestro? Pregúntenle a Emelin…