La Habana.- EL PRESIDENTE del Comité Olímpico Cubano, Roberto León Richards, pronunció hoy las palabras de despedida del compañero Higinio Vélez Carrión, cuyos restos fueron depositados en el Panteón del Deporte de la Necrópolis de Colón.
JIT reproduce el texto como homenaje adicional al mítico 39 de los banquillos cubanos.
DESPEDIDA DEL DUELO
Queridos familiares, amigos y compañeros:
Asistimos hoy a la despedida física de Higinio Vélez Carrión, el mítico número 39 de los banquillos santiagueros y cubanos.
Decimos adiós a un hombre ganador dentro y fuera de los terrenos de beisbol.
De un lado, respetamos siempre al mánager sabio y triunfador, capaz de comandar con éxito a verdaderas estrellas de nuestro deporte nacional; del otro lado, reconocimos al directivo entregado, fiel, disciplinado y dispuesto a todo sacrificio, incluso al de ofrendar la vida.
También nos separamos hoy del hijo y hermano querido, del padre y esposo ejemplar, del hombre bueno, generoso, honesto, humilde y sencillo, cuyas mayores pasiones fueron el beisbol y la defensa de su patria.
La ausencia de Higinio deja un vacío profundo en el beisbol cubano e internacional.
Ya no tendremos al timonel tantas veces campeón nacional, ni a aquel que nos condujo a entonar las gloriosas notas de nuestro himno nacional, a elevar nuestra bandera y a la gloria olímpica en Atenas 2004; a la cima mundial en 2001, 2003 y 2005, y a quien como David enfrentó a Goliat en aquel memorable Primer Clásico Mundial, donde ocupamos el glorioso e inolvidable segundo lugar y fueron recibidos por nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y una gigantesca concentración de todo nuestro pueblo.
Decía entonces Higinio: «Este es un equipo de hombres y no de nombres». Lo repitió varias veces en aquellos días, cuando los incrédulos presagiaban la debacle y él junto a los suyos dejaron la piel en el terreno y estremecieron a esta Isla de punta a cabo.
Ya no tendremos al Presidente de la Federación Cubana de Beisbol respetado en nuestra tierra y en la arena internacional, capaz de defender a Cuba a toda costa y de abrir puertas que parecían definitivamente cerradas.
No tendremos a un firme defensor de las contrataciones de atletas en ligas extranjeras de nivel; a un convencido de la importancia de establecer vínculos oficiales con la MLB y del legítimo derecho a ingresar como miembro pleno a la Confederación de Beisbol Profesional del Caribe.
Al momento de su deceso, Higinio apoyaba con pasión el proceso para la declaratoria de la cultura del beisbol como patrimonio inmaterial de la nación cubana; y mostraba optimismo por la solución a futuro del tan anhelado Salón de la Fama del Beisbol Cubano.
Queridos compañeros y amigos:
La muerte de Higinio es inconsolable. No volveremos a escuchar sus anécdotas, sus vaticinios, sus recomendaciones. No podremos descifrar sus silencios, propios de los momentos tensos y difíciles de los grandes triunfos del beisbol cubano.
Pensemos mejor, y con orgullo, que Higinio seguirá caminando de un lado al otro del banquillo, con su impecable traje del equipo Cuba y su clarísimo número 39.
Confiemos en que así nos seguirá acompañando en las tantas contiendas deportivas por venir.
¡Su ejemplo seguirá entre nosotros!
¡Hagámosle honor con nuevas y resonantes victorias para su pueblo! Como la clasificación de nuestro equipo a los Juegos Olímpicos de Tokio.
Muchas gracias…
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