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La Habana
Año 66 de la Revolución
ENTREVISTA
Driulis González, la judoca total

Cuando se acercan los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, la guantanamera merece este espacio para rememorar parte de su prolífica vida...


Por: Roberto Méndez
(robemen@inder.cu)
viernes, 30 de abril de 2021 03:17 PM



Foto: Calixto N. Llanes

La Habana.- ACUNADA por conocedores del deporte, aplaudida en todos los escenarios en que paseó su técnica y fuerza, Driulis González Morales será recordada siempre como la judoca total.

Aunque se retiró oficialmente en 2010, todavía figura como la única cubana con cinco participaciones olímpicas, en las cuales cosechó cuatro medallas: oro en Atlanta 1996, plata en Sídney 2000 y bronce en Barcelona 1992 y Atenas 2004.

Su última aparición bajo los cinco aros ocurrió en Beijing 2008, a los 34 años de edad, y de allí nos trajo un meritorio quinto lugar.

Tras “colgar” el kimono se apasionó por el entrenamiento con niños en el municipio capitalino del Cerro, y luego por el trabajo con la preselección nacional femenina en la Esfaar Cerro Pelado, donde cada día se esmera para preparar a las futuras generaciones.

Cuando se acercan los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, la guantanamera merece este espacio para rememorar parte de su prolífica vida y dialogar sobre su actual labor.

¿Cuándo entró a los tatamis?

Ocurrió en la Eide Rafael Freyre, en 1986. Me gustaba el atletismo, pero no había matrícula. No quise quedar fuera del deporte y desafié los regaños familiares. El profesor Roberto González me inició en este arte marcial japonés.

La trayectoria escolar…

Un año después de aquello alcancé medalla de oro en los juegos escolares y fui promovida al equipo Cuba. En 1989 obtuve el título nacional de los 56 kg con solo 15 años de edad. Creo que todavía nadie ha logrado bajar de ahí…

¿Siempre pensó en grande?

Desde que comencé tuve objetivos definidos. Sin una meta clara es imposible triunfar. La pasión, la entrega, la lucha por ser buena y corresponder a mis entrenadores, familia, pueblo y Revolución me animaron constantemente.

Después que uno descubre sus posibilidades el camino parece más fácil. Sin embargo, llega lo más difícil: mantener los resultados, entregarse con todo, postergar algo tan querido como la familia. Hablo de años de sacrificio que para mí valieron la pena, pues disfruté mi carrera.

Un bronce en Barcelona 1992, en su primera incursión olímpica…

Mi primera gran competencia. Un bronce muy bueno, perdí en semifinales contra la española Miriam Blasco, campeona mundial de la entonces división de 56 kilogramos un año antes en esa misma ciudad. No estaba en los planes de los entrenadores, pero me bajaron a ese peso. En enero de ese año perdí dos combates en la copa del mundo de París.

Muchas veces citan su ejemplo en Atlanta 1996…

Siempre se ha hablado de mi lesión antes de los Juegos. Y más después del triunfo en la final ante la sudcoreana Jung Sung-Sook. Cuatro meses antes una ruptura de las vértebras cervicales casi me privó de asistir.

En el judo encuentras muchas lesiones y golpes. El carácter ayuda a superarlos… ¿Quién me iba a quitar la posibilidad de ganar en esos Juegos Olímpicos si dependía de mí? Me entrené con tesón y oculté parte de mi dolor. No podía perderme aquella competencia en un año en que estaba muy bien.

Fue parte de una constelación de estrellas…

Sí, junto a Odalis Revé, Estela Rodríguez, Amarilis Savón, Legna Verdecia, Daima Beltrán, Diadenis Luna, Sibelis Veranes y otras. Comenzamos con el profesor Ronaldo Veitía al frente.

Después llegaron otras mujeres tan buenas o mejores que nosotras, pero en épocas distintas. Hoy tenemos a Idalis Ortiz, con medallas olímpicas y mundiales, y antes pasaron Yurisel Laborde, Yurisleidis Lupetey y Yanet Bermoy, entre otras.

¿Gratos resultados en lides mundiales?

La consagración llegó en Makuhari, Japón, en 1995, al aportar uno de los títulos con que Cuba se proclamó campeón mundial en casa de los creadores de este deporte. Habían pasado menos de 10 años desde la formación de nuestro equipo nacional.

Los títulos de Birmingham 1999 y Río de Janeiro 2007, junto a las otras cuatro medallas, se debieron igualmente a grandes sacrificios.

Su archirrival fue la española Isabel Fernández…

Tenía un estilo muy complicado. Me venció en el certamen mundial de París 1997, rompiéndome una cadena de 25 victorias consecutivas. Luego le gané en Birmingham y por último repitió en Sídney 2000. Hay rivales difíciles y ella lo fue, al punto de negarme una segunda corona olímpica.

Estuvo fuera de los tatamis por la maternidad…

Luego de Sídney tuve la oportunidad de tener a mi hijo Peter Javier. No asistí al campeonato del orbe de Múnich 2001. Regresé en la división de los 63 kg para los Juegos Panamericanos de Santo Domingo 2003 y gané mi tercer oro a ese nivel.

¿Malos recuerdos de Osaka un mes después?

Pudo ser mejor que la medalla de plata. Un mes antes superé en los Panamericanos a la argentina Daniela Krukower, pero en la ciudad japonesa fue favorecida por una controvertida decisión.

Sucede constantemente en un deporte de tanta rapidez y reflejos desencadenados. Dejas una pierna al alcance del rival, o cometes otro mínimo descuido, y estás “volando”. Hay que prepararse muy bien física, técnica y sicológicamente, porque puedes perder tras grandes sacrificios.

No es fácil mantenerse tantos años en la élite…

Para subir todos los años al podio en eventos principales hay que prepararse muy bien. Vinieron las medallas de bronce en Atenas 2004 y el certamen mundial de El Cairo 2005; también los títulos en Río de Janeiro en 2007, el panamericano y el universal. Claro que no es fácil.

Beijing 2008 y la hora del retiro…

No pude alcanzar mi quinta presea. No es lo mismo a los 34 años de edad, aunque hice todo el esfuerzo. Cuesta mantener el ritmo de entrenamiento, están las lesiones y las reacciones son más lentas… También pesa la familia. Todo se acumula y debes estar atenta para decidir el retiro. Por duro que sea hay que asimilarlo.

Salón de la Fama en 2015… ¿Resumen de una carrera?

Fue muy bonito ese ascenso. Ocurrió en Astaná. Un gran orgullo formar parte de la segunda promoción. Ese galardón fue más un reconocimiento al judo y al deporte cubanos, aunque también representa a las pioneras de esta disciplina en nuestra Isla y a las que siguieron el camino.

Primera experiencia como técnica…

Muy bonito el proyecto comunitario con niños del Cerro. Comenzar por la base nos da herramientas para las otras categorías. Uno aprende y va recordando cada paso en su trayectoria deportiva.

Ahora ayuda a las futuras generaciones…

Solo retribuyo lo que el deporte revolucionario puso a nuestra disposición. Sentí una gran satisfacción cuando me propusieron integrar la cátedra en que pasé tantos años de mi vida.

Siempre brindaré mis mejores experiencias y consejos a las nuevas alumnas, para que el judo cubano siga presente en los podios internacionales.

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