EL DERBY de las expectativas enfrentaba al campeón y al líder para dejar huérfana la promesa de un partido a muerte en la capital madrileña.
Zinedine Zidane olvidó el control de la pelota de que habló en la conferencia de prensa previa, que le garantiza un trío sin igual en Europa como el de Modric-Kroos-Casemiro, y recibió un soberano repaso futbolístico del Cholo.
El francés metió a Casemiro entre los centrales, como hace desde que Ramos no está, e intentó dañar por los flancos, donde se llevó más de un disgusto.
Trippier y Correa se encargaron de quitarle a Marco Asencio, esta vez en su perfil natural, la confianza que le dan gratis desde el banquillo.
Por el otro lado, Rodrygo saltó a la cancha y se dejó los botines en la casa. Allí, Hermoso con sobriedad y Carrasco impetuoso resolvieron los problemas que planteaba Lucas Vázquez, el más motivado de todos los blancos, y anularon las escapadas de Mendy.
El merengue, desentendido de la tabla, intentaba poner pausa al embate rojiblanco que vio premio apenas con 15 minutos jugados. La contundencia que les tiene liderando en España sirvió al Atleti para dar un golpe de autoridad.
Nacho, cumplidor y correcto en el resto del partido, salió de feria a cortar una pelota que Llorente le sirvió a Luis Suárez para batir a Courtois.
El Madrid lo intentaba por arriba con más necesidad que convicción, pero Casemiro y Benzema no atinaban al arco. Por el aire pudo llegar un penal por mano de Felipe acabando el primer tiempo, que González González recomendó desde la sala del VAR y el principal Hernández Hernández no consideró punible.
Para el segundo tiempo se trajeron de los camerinos más de lo mismo. La “sala de máquinas” del Real Madrid no funcionaba en gran medida por el planteamiento de Zizou, y por Koke barriendo las contadas aproximaciones por el interior. Varane perdido en la marca, la salida se encomendó más de una vez a las atajadas de Courtois para mantener la esperanza y la vida.
Entonces el Cholo fue más Simeone y se metió detrás a guardar la ventaja mínima, como si nunca hubiera visto la película de siempre. Zidane rectificó el dibujo cuando parecía que jugaba con dos de menos, dando razón a los que aclamaban a Vinicius y Valverde en el once titular.
El brasileño entró con la capa de rescatista de siempre y se inventó alguna diablura que el gato no resolvió ante el muro esloveno de Oblak. Los blancos salieron del letargo y adelantaron varios metros, mientras la amenaza de Joao Félix no cumplía el cometido de inquietar la zaga hasta que apareció Karim, el de siempre, para batir la meta colchonera en una asociación de antología con Casemiro, quien a esas alturas se atrevía a pisar el área.
Con el empate a un gol en el 87, los de casa no levantaban los brazos y pidieron la hora después que Modric se inventara un cobro de falta directa. El croata tiene dos piernas en una y de tres dedos se sacó un disparo del perfil zurdo que congeló las almas rojiblancas, pero se iría fuera.
El empate definitivo les sirve más a los líderes con un partido por disputar, y a los culés, que amenazan la punta de la clasificación en jornada de elecciones para presidente del club. Hay Liga y es de tres.
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