Foto: Roberto Morejón
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La Habana.- MUCHO han aportado las mujeres al deporte cubano. Y más allá de contar con grandes campeonas, satisface reconocer la fortaleza del movimiento en disímiles frentes como el de las entrenadoras y directivas.
Se trata de figuras que tributan a los resultados, aunque en muchos casos no subieron a podios importantes ni guardan trofeos. Sin embargo, desde sus labores aportan con toda energía a cada éxito.
Una de ellas es la artemiseña Tamara Jiménez, actual presidenta de la Federación Cubana de Tiro con Arco, quien antes se desempeñó como atleta, entrenadora y metodóloga sin renunciar a crear una linda familia.
«He recibido siempre gran apoyo para mi trabajo, en especial de la familia. Fue difícil, primero, combinar el estudio con el deporte, y luego la familia con el deporte. Pero lo he conseguido», asegura en diálogo con JIT a solo horas de celebrarse el Día Internacional de la Mujer.
Con 15 años de edad conoció este deporte y apenas dos temporadas después pasó a las filas del equipo nacional. Las responsabilidades como madre le exigieron retornar a su natal Artemisa, donde se estrenó como entrenadora en la Espa Julio Díaz.
De ahí en adelante el camino siempre estuvo marcado por esa doble función de madre y trabajadora, buscando resaltar en ambas.
Esto último lo ha logrado a pesar de que la familia creció, pues ahora son dos hijos y dos nietos los que roban su corazón… Hablamos de la primera comisionada nacional de tiro con arco.
«Ser directiva del deporte implica disímiles tareas. En ocasiones tenemos que visitar provincias y asistir a eventos con los equipos nacionales… Todo eso nos mantiene alejadas de la familia por largo tiempo y resulta difícil, pero se asume cada día con mayor entrega», confiesa.
«En el Inder se ha tenido en cuenta el protagonismo de las mujeres. Somos nueve comisionadas nacionales, cuatro de ellas también presidentas de federación. Todo un reto mantenerse en cargos de dirección, pero me motiva cada reto trazado», reconoce feliz por el posicionamiento alcanzado en la sociedad.
Tamara no ganó grandes torneos como atleta. Sus mayores trofeos están en la cotidianidad: ser mujer y madre en la Cuba de hoy, y desenvolverse como directiva en el deporte que ama.
«Otras mujeres pueden seguir este camino, convocamos a que se preparen cada día. Enorgullece vivir al mismo nivel de los hombres y hasta lograr triunfos superiores en ocasiones», asegura.
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