La Habana.- EN GUANAJAY se fragua un sueño paralímpico. Yunier Fernández suma horas de entrenamiento cada día porque ganar una medalla en el torneo de paratenis de mesa de Tokio 2020 se ha convertido en su única prioridad.

Clasificado para la cita nipona desde Lima 2019, cuando se coronó campeón parapanamericano en la categoría T1 (sillas de ruedas), Yunier centra su atención en la que será su segunda experiencia de ese tipo.

«A Beijing 2008 llegué muy jovencito y el desespero me “ganó” en el partido de cuartos de final. Ahora será diferente porque tengo más experiencia y muchos torneos jugados», conversó con JIT vía telefónica desde su casa.

«Las aspiraciones para Tokio son grandes. Estoy haciendo un buen trabajo y confío en mi entrenador Rieldis Ortega. Con casi todos los que quedaron en los primeros lugares de Río de Janeiro 2016 he ganado y perdido», dijo sobre los posibles rivales esta vez.

Yunier se perdió las competiciones olímpicas de 2012 y 2016, por eso disfrutó mucho al saberse clasificado para Tokio.

Medallista en todos los juegos parapanamericanos celebrados desde 2007, se reconoce con un buen servicio y destaca como punto más importante el nivel de compenetración con su entrenador.

«Tenemos un buen sistema de trabajo, planificamos cada paso y eso es fundamental», agregó sobre un cronograma que transita por el final de la etapa física general y pasará a la especial la próxima semana.

La pandemia de la COVID-19 no ha sido impedimento para él, pues cuenta con un gimnasio abierto en que, cumpliendo con los protocolos sanitarios, no hay necesidad de suspender los entrenamientos.

La justa de Tokio 2020 está pactada del 24 de agosto al 5 de septiembre, pero antes Yunier debe asistir a algún evento de preparación, sobre lo cual no hay todavía definiciones.

«Hay posibilidades en torneos de Eslovenia y Argentina, pero como está la situación es difícil asegurar algo desde ahora», confirmó el actualmente sexto hombre del ranking mundial de su categoría.

Lo cierto es que ese y otros detalles no lo desesperan. Nada podrá quitarle el sueño con que amanece cada día: llegar a Tokio y confirmarse entre los mejores jugadores del planeta.