Foto: Mónica Ramírez

Lima.- CUANDO se hable de las grandes atletas del mundo, de esas que te hacen sufrir y luego vibrar de la emoción, de esas que se crecen cuando la sientes más lejos de la medalla de oro… entre esas habrá que reservar siempre un lugar destacado para la pertiguista cubana Yarisley Silva.

El sueño de un tercer título panamericano consecutivo era para casi todos solo eso, un sueño, en un año en el que apenas había podido saltar por sobre los 4,70 metros, muchos se abstenían de ponerla como favorita y quizás no les faltaba razón.

Sin embargo, ella se encargó de demostrar cuán equivocados estaban y se regaló una tarde limeña de entrega total para su pueblo, una tarde en la que volvió a enseñar esa fuerza y se coronó con 4,75 metros en el estadio atlético de la Villa Deportiva Nacional Videna.

«Esta ha sido la competencia más satisfactoria, he estado más tensa, más nerviosa y aun así se logró», fue su primera confesión luego de pasear con la bandera cubana por una pista en la que se consagró una vez más para alegría de su pueblo.

«Solamente con la ayuda de Dios he podido llegar hasta aquí, este ha sido un año difícil, la competencia fue dura porque no pude calentar, normalmente dan una hora o 50 minutos y esta vez no fue así, solo dieron 35 minutos y éramos 11 chicas», explicó y fue esa la respuesta a los fallos iniciales en alturas a las que acostumbra a renunciar.

«Tuve que empezar en alturas más bajas, en 4,25 metros y 4,35 para entrar en calor ya en la competencia, y verdad que por poco me voy de la competencia, pero gracias a Dios lo logré y seguí batallando», repitió con las lágrimas que siempre están presentes luego de cada uno de sus triunfos.

«Gracias a mi pueblo, a mis profesores José y Navas, a mi colectivo, a todas las personas que me han apoyado y se toman al menos 5 minutos para dejarme mensajes de aliento. Estoy feliz con mi tercera medalla de oro panamericana a mis 32 años», insistió la subtitular olímpica de Londres 2012 y oro mundial en Beijing 2015.

Tras Yarisley quedó esta vez la estadounidense Kathryn Nageotte, quien agotó todos los recursos e intentó sobrepasar los 4,80 como medida desesperada para hacerse del oro, pero sin resultados y fue 4,70 su registro. La canadiense Alysha Newman con 4,55 cerró de bronce.

«Me sentí súper feliz en el aire… dije “Gracias Dios mío”… ya yo pensaba que había ganado medalla de oro, pero luego me quedé como en shock y no me había dado cuenta de que a ella ya no le quedaba opción y yo había ganado», narró ahora acerca de los últimos instantes antes de saberse campeona de Lima 2019.

Y antes de despedirse de la prensa volvió a decir como muchas otras veces: «Yo sigo con mi sueño, los sueños no se dejan nunca y a lo mejor no lo logro, pero que no sea porque no lo intenté».