La Habana.- UN JUEGO de fútbol con niños como protagonistas fue pretexto ideal para celebrar el Día Nacional del Deporte en Catar, y dejar plasmadas las excelentes relaciones entre ese país asiático y Cuba.

Mucha alegría, dentro y fuera de la cancha situada en Quinta Avenida y calle 60, en el municipio de Playa, resultó el mejor saldo de una jornada que volvió a demostrar las virtudes de la actividad física a cualquier edad, pero sobre todo entre los infantes.

«Me quedo sin palabras ante esta actividad, me doy cuenta de que el pueblo cubano le presta muchísima atención al deporte», aseguró al embajador extraordinario y plenipotenciario de esa nación en la Isla, Rashid Merza Al-Mulla, quien compartió allí con el presidente del Inder, Dr. C. Antonio Becali Garrido.

«Desde el 2001, cada segundo martes de febrero es el Día del Deporte en Catar, y lo convertimos en una fiesta en la que todos salen a las calles a hacer algún tipo de actividad. Todos, absolutamente todos los ciudadanos participan», explicó el diplomático acerca de una iniciativa que sirve de vía para promover esta sana costumbre.

«El principal objetivo es que tomen conciencia de la importancia del deporte para promover valores morales y humanos, además de sus beneficios para la salud», recalcó.

Para el directivo cubano lo sucedido esta tarde es una muestra más de cuánta solidaridad y hermandad genera la práctica de ejercicios de cualquier tipo, convertida en claro fenómeno social.

«Esta es una actividad que se viene realizando ya hace unos años, y en el 2018 incluyó un maratón. Es un día de fiesta para ellos y siempre han tratado de hacerla llegar a nuestro país», precisó Becali .

En pocos días, exactamente el 23 próximo, el deporte cubano también tendrá motivos para celebrar cuando se cumplan 58 años de la creación del Inder. Su titular adelantó que el jolgorio se extenderá por no pocos lugares.

Glorias como el Príncipe de las Alturas Javier Sotomayor, y el boxeador Jorge Hernández, también estuvieron atentos a los goles de un partido que no dejó ganadores ni perdedores, sino niños más felices, como demostraban sus rostros.