La Habana.- CUANDO Jaimet Ruano Vázquez dejó las aguas del Parque Recreativo Apulo, sede del torneo de vela durante los Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Salvador 2023, lo hizo convertida en historia viva de este deporte.

La medalla de oro de la guantanamera en la clase sunfish, acabó con la sequía dorada de la Isla en estas lides, una cadena que se extendió por 17 años, comenzando tras la edición de Cartagena de Indias 2006.

Lo vivido por Ruano Vázquez en territorio salvadoreño, cuenta en la actualidad entre sus experiencias más significativas.

«Sigo feliz, aunque enfocada en objetivos igual de ambiciosos que los que me llevaron a esos Juegos», recuerda ahora en conversación con JIT.

A poco más de 12 meses de su hazaña, la caimanerense de 32 años presta sus dotes de buena velera a las nuevas generaciones, como entrenadora del equipo nacional femenino de las clases ILCA 6 y sunfish.

Sin embargo, la tarea para la que fue convocada y que aceptó con responsabilidad, no le impedirá continuar aportando sus pericias a la selección de Cuba, desde el deporte activo.

«La vela es una deporte longevo que nos da la posibilidad de entrenar a los que vienen subiendo, a la vez que nos preparamos nosotros mismos. No es una misión compleja porque yo me “tiro” con mis muchachas a navegar y eso me sirve de entrenamiento. Gracias a ello tengo la oportunidad de aspirar a competir en los próximos Juegos Centroamericanos y del Caribe de Santo Domingo 2026», comentó.

Para asumir la labor de entrenadora, a Ruano Vázquez la avala no solo su título centrocaribeño; también atesora un metal de bronce en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Mar y Playa de Santa Marta en 2022 y una presea de bronceada en los III Juegos del Alba 2009, en los que participó con 17 años, siempre como representante de la clase sunfish.

A nivel nacional acumula varios premios en la clase ILCA 6 y solventar dificultades relacionadas fundamentalmente con la limitación en los recursos necesarios para la práctica de la disciplina náutica, es otro reto que se impone para mantener a sus pupilas y a ella misma, dentro del agua.

«Vengo de una escuela, de una época en la que había competitividad, ánimo, interés, entusiasmo y mucha rivalidad. En tu provincia te preparaban muy bien y al llegar al equipo nacional era cuestión de perfeccionar la técnica y, por tanto, como deportista de alto rendimiento te debías exigir para obtener algún resultado relevante», alegó.

«Eso es lo que intento inculcarles a mis alumnas, porque siento que les hace falta ese empuje y apoyo tanto como los medios materiales», resaltó la joven entrenadora.

Jaimet Ruano Vázquez tiene voz de mujer serena, apacible como el mar en calma que la enamoró de niña en su natal Caimanera; pero, mantiene firme la determinación de no dejar de navegar competitivamente, aun cuando ya logró inscribir su nombre en la historia de la vela en Cuba.

«Quiero estar en los venideros juegos centroamericanos. Es mi meta inmediata. Sé que la constancia en los entrenamientos y el apoyo de mi familia serán, como hasta hoy, fundamentales para conseguir ese objetivo», afirmó.