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Manzanillo.- JOSÉ Antonio Mendoza Cedeño, Tati para la familia del voleibol cubano, está próximo a cumplir 82 años de edad.
A estas alturas observa muy poco el mar del Golfo de Guacanayabo y apenas disfruta de la glorieta de uno de los parques más hermosos de la Isla, el de su célebre Manzanillo, cuna también de su eterno amigo el Comandante Manuel “Piti” Fajardo.
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DIALOGAR con quien fuera capitana de la selección femenina cubana de remo permite rememorar sus días de gloria en una disciplina de amplio dominio europeo y norteamericano a nivel internacional.
Aunque Daylín Tasset Aguilar soñó con ser gimnasta, la cercanía entre su casa natal y la presa de Paso Malo, en el granmense y montañoso municipio de Bartolomé Masó, la definió como practicante de kayak, previo a su llegada al remo.
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JOSÉ Luis Quintero Bravo fue uno de los mejores softbolistas cubanos de los años 80 y 90 del pasado siglo. Aparece entre los primeros jugadores en la mayoría de los departamentos ofensivos de los campeonatos nacionales, incluido el de menos ponches por veces al bate, algo de lo que se siente orgulloso.
Decidió partidos cruciales en eventos internacionales, pues resaltaba entre los más oportunos del equipo cubano. En la actualidad alterna sus funciones de entrenador con la música y en ese ámbito, como solista, “conecta importantes batazos”. JIT quiso conocer sobre su gran trayectoria deportiva.
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AUNQUE ya pasaron 10 años desde que dijo adiós a la actividad competitiva la cubana Mayra González aún experimenta «ese “bichito” que me despierta los deseos de estar en activo».
Lo dice en el tono pausado que suele caracterizarla, pero en lo adelante la intensidad de sus ojos crece mientras evoca pasajes de una carrera marcada por el éxito.
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QUIZÁS este hombre alto y delgado anduviera hoy con su bata blanca por alguna unidad de salud en su natal Cienfuegos o en La Habana, pero durante más de tres décadas se le ha visto con ropa deportiva, salpicado de arena y con la piel tostada por el sol.
Proveniente de una familia ligada a la medicina, incluidos sus padres Oilda y René, Juan Carlos Perdomo Menéndez se deslumbró por el voleibol desde la misma adolescencia.
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GANAR los Juegos Panamericanos de La Habana 1991 fue su mayor satisfacción como atleta. No acarició la dicha deseada en las competencias de mayor nivel y dejó de asistir a algunas a las que clasificó por mérito propio.
Más de dos décadas en el equipo nacional le vieron conquistar nueve títulos en juegos centroamericanos y del Caribe, que le sitúan cuarto entre sus compatriotas y quinto en el listado general de los más dorados.
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