CUBA debutó en el XVIII Campeonato Mundial Amateur de Go, celebrado en 1996 en la ciudad de Omachi, Prefectura de Nagano, en Japón.

Un total de 46 países se vieron representados en una cita a la que la mayor de las Antillas asistió con un jugador 3 kyu, quien logró vencer al rival de Venezuela, Primer Dan, y con ello ubicó a nuestra Isla en el lugar 38.

A partir de ese momento ningún cubano participante en estas lides ha obtenido menos que esa puntuación.

Los mundiales amateur se juegan a ocho rondas por el Sistema Suizo, con el reloj marcando una hora por jugador, con Byo yomi y sin Hándicap, y el Komi de 6 ½ para las piedras blancas.

El Go, al igual que el ajedrez, se juega con tiempo definido en los partidos oficiales. A nivel profesional pueden tardar horas y hasta días.

El Byo yomi es un tiempo adicional que se establece según el torneo. Puede ser, por ejemplo, de cinco piedras en cinco minutos, y si quedas con piedras luego de pasar ese lapso se pierde la partida.

El Hándicap (ventaja) no existe en el ajedrez, pero el tablero de Go tiene nueve puntos bien señalados, llamados Hoshi o Estrellas. Su sentido tiene que ver con la teoría astrológica y se usan para colocar piedras de ventaja al jugador que lleva las negras.

El objetivo es hacer más atractivo el partido cuando la diferencia de nivel entre adversarios es marcada. En esos casos siempre iniciarán las acciones las piedras blancas.

Komi es la cantidad de puntos que se le suma al jugador que mueve las blancas, al finalizar el partido (sin Hándicap). Esta suma se habrá ajustado según el estudio de lo que equivaldría la ventaja de salida para las piedras negras. El empate no existe en el Go, pues hay medio punto que no lo permite.

Tres fases son importantes en el partido: Fuseki (inicio) Chuu ban (medio juego) y Yose (final). Para cada etapa existen amplios estudios.

La terminología técnica del Go respeta su origen y es muy amplia, coincidiendo algunas con las restantes artes marciales.

Para profundizar en los objetivos del partido de Go haremos una pequeña comparación con el ajedrez, como patrón de un deporte ciencia mucho más conocido…

La partida en el ajedrez comienza con todas las piezas sobre el tablero y a su disposición, como un ejército. El propósito es dar muerte al rey adversario. En el combate —una especie de batalla medieval— ambos ejércitos irán perdiendo integrantes hasta que, al final, uno de los jerarcas muera.

En el Go el tablero comienza completamente vacío. Se parte de la nada y se va construyendo poco a poco, colocando las piedras (todas iguales) como postes con visión futura para luego cerrar.

El objetivo no es destruir al adversario, solo estructurar territorios (cercar o rodear intersecciones). Un punto más de territorio da la victoria. También se aniquilan territorios con invasiones (matar grupos), aunque en el Go rige el principio de Vive y deja vivir.

El inmenso espacio y su ocupación constituyen un fin, en tanto la destrucción es solo un medio usado ocasionalmente. En el ajedrez sucede todo lo contrario: el espacio es relativamente pequeño y su ocupación un medio táctico o estratégico para llegar al jaque mate.

Sun-Tse (o Sun Tsu) escribió el texto el Arte de la Guerra en el siglo V antes de Cristo, basándose exclusivamente en las estrategias aplicadas en el Go.

«Durante el juego mi oponente y yo hemos estado poniendo piedras en el tablero para demarcar nuestro territorio. La guerra es intensa y los espacios se disputan acaloradamente. El silencio marca el ritmo de nuestros pensamientos: cientos de acertijos, millones de posibilidades, nada para la casualidad. Cada piedra cumple varias funciones: ataque, defensa, sacrificio…», reza en el valioso documento.

Más que un juego, el Go debe ser considerado como un arte.

*Presidente de la Academia Cubana de Go