Buenos Aires.- A LA mitad de los III Juegos Olímpicos de la Juventud, en una cita inédita también porque aún no se conoce el medallero por países, los contrastes en lo deportivo y en la ciudad tocan a los llegados de todas partes del mundo.

La ingeniosa utilización de parques como escenarios competitivos y de recreación para el público, sin dudas ha sido de los mayores logros para el Comité Organizador y las autoridades de la ciudad.

El aforo en la mayoría de los pabellones y otros centros deportivos ha superado sus capacidades, como el domingo pasado, cuando se formaron largas filas y en algunos hubo de detenerse la entrada. Ese día se anunciaron 80 mil espectadores, al ser día utlizado por familias y amigos para disfrutar.

Encontrar espacios para la enseñanaza deportiva ha sido otra gran calificación para los precursores, cuando lo mismo se encuentra uno dedicado a inicar la práctica del remo en un aparato simulador, hasta niños de cuatro y cinco años pateando pelotas de rugby en el Parque Urbano.

«Seguro que es muy bueno para los chicos. Ellos se divierten y aprenden. Nosotros encantados por todas esas opciones», declaró a JIT sobre el tema Marcela, mientras observaba a Nicky, su pequeño, empeñado en patear el balón ovalado hacia una improvisada meta.

Son muchos los espacios dedicados a los niños y jóvenes, no solo en el deporte sino en otras atracciones de juegos lúdicos y demás actividades que aparecen en cualquier parte, algunas también para adultos.

La organización ha sido un capítulo feliz para los locales, pues sin tener los mismos requerimientos de unos Juegos Olímpicos convencionales han pasado el examen desde la Villa hasta los temas de seguridad, transporte, voluntarios y la asistencia a los periodistas.

Un avezado en los trajines de las coberturas de prensa, el fotógrafo venezolano Marcelo Reyes, ya con más de 35 años en la profesión, consideró «accesibles los locales para nuestro trabajo, sin llegar a lo exquisito, pero con las facilidades necesarias», al compartir en el Centro Principal de Medios, ubicado en una de las entradas al Parque Olímpico de la Juventud.

Ese sitio y la aledaña Villa serán de los principales legados. El primero como centro nacional para deportistas de alto rendimiento, la segunda como viviendas para un barrio Soldati considerado de menos desarrollo en la urbe de unos 13 millones de habitantes.

CONTRASTES PORTEÑOS

Como para distanciarse de todo el movimiento generado por la cita bajo los cinco aros, los visitantes y pobladores recibieron este día, a la mitad del calendario, con una nueva ola de frío en contraste con el calor de los anteriores.

En las calles y en las noticias igual se perciben las desigualdades económicas y sociales, cuando pululan las personas durmiendo en las calles y las manifestaciones habituales han interrumpido varias veces el paso de los buses olímpicos, lo mismo los del sistema de los Juegos o los múltiples colectivos, disponibles también para los acreditados.

Un país considerado como el quinto con mayor inflación en el mundo ha estado desde hace meses en la mira por doblar el cambio de su moneda en relación con el dólar estadounidense, hoy cercano a los 40 pesos argentinos por unidad norteamericana.

Un problema habitual en la zona central de Buenos Aires son los cortes de electricidad. Para Ariel, trabajador de la carpeta de uno de los hoteles de la prensa, eso es «una parte porque no se han renovado las cablerías viejas y por otra que no se han hecho inversiones para mejorar la cada vez mayor demanda por el crecimiento de la urbe», dijo al ser interrogado tras sufrir por fallos en varios momentos.

Las políticas neoliberales del gobierno de Mauricio Macri y sus rejuegos con el Fondo Monetario Internacional no han logrado sacar a flote a una de las economías consideradas entre los BRICS (emergentes), que para acabar la polémica subida del gas acaba de ser asumida por 30 meses por el estado.

En medio de ello aparece muy localmente la persecución a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, sus colaboradores y partido, como posición para acallar discrepancias para mantener a la derecha en el gobierno.

Buenos Aires, la querida ciudad de Carlos Gardel, con sus grandes monumentos, historia y pobladores, hoy exhibe las discordancias acumuladas para exhibirlas a quienes han llegado desde más de 200 naciones.