Caracas.- POCO antes de comenzar el acto frente al aeropuerto de Maiquetía, el reportero conversó con el joven cadete venezolano Fernando García, floretista que en la Academia de la Armada tiene a su disposición a Denis Guerra, un entrenador cubano que ha sido para él, según revela, como un segundo padre.

«Los cubanos que he conocido son así, amables y respetuosos», refiere todo de blanco a solo minutos de hacer, con cinco compañeros, una demostración de estocadas en memoria de los mártires.

La mañana subió y el desfile de oradores, concluido por Rogelio Polanco Fuentes, embajador cubano en Venezuela,  repasó las cuerdas de la emoción a 42 años exactos del abominable crimen que arrancó, en un zarpazo mayor, a 57 hijos a la patria. «Nuestro mejor homenaje es mantener las esperanzas, los sueños, los ideales y la dignidad por la que cayeron, mantener viva esa hermandad que nos unió en el dolor cuando, desde aquí, se fraguaron esos planes terroristas. Hoy planeamos, desde aquí, más vida, más dignidad, más libertad para los pueblos del mundo», afirmó el embajador.

Polanco Fuentes refirió que los cubanos conmemoramos el Día de las víctimas del terrorismo de estado, ese flagelo organizado por ciertas potencias para acabar con los pueblos, y comentó que el poder echa mano a esa vergüenza cuando no puede derrotarnos. Cuba ha llorado por esa causa, recordó, a 3 mil 478 hijos, y otros 2 mil 99 quedaron discapacitados.

Junto a Julio César García Rodríguez, jefe de la Oficina de Atención a las Misiones Cubanas en Venezuela, y a una  representación de la amplia estructura de trabajo de esas agrupaciones y de sus colaboradores, especialmente de la Deportiva, participó además el gobernador del estado de Vargas, Jorge Luis García Carneiro, quien afirmó que estos mártires no han muerto ni han sido olvidados.

«Ocupamos la mira del imperio. Venezuela estará siempre con ustedes porque Cuba ha sido nuestra verdadera hermana», señaló García Carneiro.  

Pedro Infante, el joven ministro de Juventud y Deporte venezolano, identificó el que tajó el avión en Barbados como el mismo fascismo que recientemente intentó asesinar a Nicolás Maduro: «Es el rostro más brutal del imperialismo», comentó.

A nombre de sus 520 colaboradores y de los más de 21 mil de varias ramas de la Isla que trabajan por Venezuela, Gaspar Sotolongo Pérez, jefe de la Misión Deportiva y ex miembro del equipo juvenil de esgrima de 1976 —no integró la delegación al Centroamericano por circunstancias de última hora—, dijo que si los terroristas pretendían destruir los sueños de sus compañeros, fracasaron, porque los resultados se han multiplicado, inspirados en aquel ejemplo.

«Los colaboradores nos unimos a todos los hombres y mujeres del mundo contra el fin de la impunidad del terror», denunció el dirigente.

Antes que él, Juan Abreu Quintana, gerente de Cubana de Aviación en Venezuela, sostuvo que estos actos no se limitan al minuto de silencio, sino que son minutos de denuncia, «de levantar el dedo índice y señalar al Norte, centro del gran culpable del crimen: el imperialismo».

Abreu aseguró que no cederemos ante el chantaje y el terror: «Frente a las viejas y nuevas amenazas, la respuesta es la misma: ¡enérgica y viril!», exclamó.

En efecto, vigorosa energía marcó un acto cargado de bellos símbolos: al final, cuando otras flores de los colaboradores llenaron como medallas la ofrenda puesta al principio, el reportero vio en una esquina al cadete Fernando García, el muchacho que quiere a los cubanos, mientras un nuevo avión rompía el protocolo alumbrando, rumbo a La Habana, el indestructible cielo de la cooperación.