La Habana.- IGUALAR las hazañas del pasado reciente resalta en la proyección inmediata de los esgrimistas cubanos, a juzgar por las valoraciones de directivos, entrenadores y atletas de la disciplina que dio el primer oro olímpico a Cuba en las manos del legendario Ramón Fonst.

Los resultados en los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla, Colombia, en agosto precedente, confirmaron la progresión del deporte y fueron clarinada de lo que podría conseguirse en el futuro cercano.

«En la eliminatoria para Barranquilla, organizada por Puerto Rico, mostramos el potencial que teníamos. Luego lo ratificamos con los siete títulos ganados en la cita colombiana, muy por encima de los dos conseguidos en Veracruz 2014», dijo a JIT el multilaureado profesor Pedro Enríquez, con 42 años en la actividad.

Sus palabras se funden con el estridente sonido del cruce de armas y las llamadas de atención de los preparadores para pulir la técnica de sus pupilos en la Escuela Superior de Formación de Atletas de Alto Rendimiento Cerro Pelado.

«En Barranquilla los rivales nos subestimaron, traían en mente que solo habíamos ganado dos oros en el 2014. A eso agreguemos que Seily Mendoza fue un tremendo motor de impulso, al ganar en la primera discusión que tuvimos. Eso inspiró de un modo que todos los muchachos tomaron la decisión de triunfar», agregó este hombre de largas canas y hablar pausado.

Por su estatus de jefe de entrenadores está obligado y puede ofrecer valoraciones precisas, de ahí que alegre saber que mira al futuro con gran optimismo.

Enríquez atesora entre sus grandes logros las medallas de oro y plata conquistadas por las espadachinas Miraida García y Suleidis Ortiz, respectivamente, en el Campeonato Mundial de Esgrima de Sudáfrica 1997. Sin embargo, considera que ahora hay potencialidades para buscar premios similares.

«En el grupo de espada hay muchachitas que pudieran sobresalir en la justa por equipos de los Juegos Panamericanos de Lima, aunque Estados Unidos, el principal adversario, acaba de colgarse el título en el Mundial de Wuxi, China», abundó.

Esa perspectiva no es infundada de todas formas. La cuarteta cubana perdió por tiempo ante las norteñas, en la clasificatoria para la venidera cita continental organizada este año en La Habana.

«En la reciente discusión de los planes de entrenamiento hablamos de lo que nos llevó a brillar en Barranquilla y de cómo nos estamos preparando para los Panamericanos. Tenemos clasificados a cuatro equipos, de los seis en competencia, más presencia individual en todas las armas», amplió.

En la justa habanera solo quedaron fuera las escuadras de florete masculino y sable femenino, pero en cada caso se alcanzó un pasaporte para las lides individuales.

SEILY, LA LÍDER

Convertida en la gema de mayor prestancia en la esgrima cubana contemporánea, Seily Mendoza funciona como líder de una generación que busca su gloria.

Ella repitió en Barranquilla el doblete dorado (espada individual y por equipos) logrado en Veracruz 2014.

«Claro que sé del compromiso que representa, pero igualmente resulta obvio que todo atleta aspira a triunfar. Mi fin ahora es ser campeona panamericana», dijo a JIT sin muchos rodeos la igualmente monarca nacional del 2017 y 2018.

«En la esgrima la fama queda en familia. Este no es un deporte de los más publicitados, así que puedes pasearte por cualquier lugar sin ser reconocido. Lo importante es que tus compañeros y amigos te sigan, y que continúen llegando los oros, que al final no son de uno solamente», aclaró la joven capitalina.

SÍ SE PUEDE

Cauto, como de costumbre, responde el comisionado nacional de esgrima Alhjadis Banderas, acomodado en su oficina del coliseo de la Ciudad Deportiva: «la esgrima irá a Lima a cumplir su compromiso: hacer el mejor papel posible».

En su fuero interno, sin embargo, sabe de posibles medallas que no adelantará en este diálogo, ni tal vez en el próximo, pues cada evento encierra demasiados secretos y complejidades. Quizás muy cerca del reto, en el verano del 2019, se atreva a “soltar prenda” ante la presión de los periodistas.

«La disciplina táctica fue fundamental en los éxitos de Barranquilla, junto a la unidad de todos. Eso nos hizo superar con creces lo obtenido cuatro años atrás», sostuvo.

«Nosotros llegamos a Barranquilla para la segunda semana de los Juegos. Ya habían competido varios deportes y no se habían obtenido las medallas comprometidas. Hablamos con los muchachos y aceptaron el reto, se crecieron y conseguimos cuatro títulos individuales y tres por equipos», rememoró con evidente satisfacción.

Aunque evadió ofrecer elementos comprometedores, resaltó la maestría lograda por esgrimistas de la talla de los espadachines Yunior Reytor y Mendoza, así como de la nueva hornada, entre los que sobresalen Michael Carty y otros.

También recordó el metal dorado que se llevó al cuello la sablista Leidis Maris Veranes, salida de las filas juveniles; y la soberana actuación del florete masculino, a su juicio el más eficiente con par de oros y un bronce.

«El objetivo es mejorar lo que hicimos en los Juegos de Toronto», dijo antes de concluir con una invitación.

«Invito a los seguidores de nuestro deporte a disfrutar, los días 15 y 16 de diciembre, en la Ciudad Deportiva capitalina, de la Copa Mundial Juvenil de Florete», expresó el también presidente de la federación local.

Ese será el broche dorado de una temporada en que la disciplina acogió otras lizas internacionales en la Isla, y se agenció varias preseas allende los mares, como las de Barranquilla que tanto disfrutó la familia cubana.