Por Rudens Tembrás Arcia, enviado especial

Barranquilla.- EL PESISTA cubano Luis Manuel Lauret tiene 21 años y una vocación especial para competir y disfrutar sus alzadas. Su estilo consiste en levantar un burujón de kilogramos, mirar al público, allí donde sus profesores y amigos lo observan, y responder a sus retos con sonrisas entre pícaras y burlescas.

Hoy lo hizo en cada una de sus seis ejecuciones perfectas, en una suerte de tensa diversión que lo llevó a la corona del envión y la plata del arranque en +105 kg, en estos XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe.

Sus presentaciones se convirtieron en una fiesta dentro del coliseo Chelo del Castro, perteneciente a la Universidad del Atlántico. Incluso sus “oponentes” no pudieron desentenderse de la frescura de un joven que pinta para grande en esta disciplina.

En el arranque levantó 168, 174 y 179 kilos, uno menos que el local Santiago Cossío y 19 por encima del azteca Josué Said Medina.

En el envión fue dueño y señor. Se lució no solo con ejercicios impecables sobre 205, 210 y 221 kilos, sino que destrozó las plusmarcas vigentes en la cita. Le escoltaron, a distancia, Cossío (206) y el dominicano Luis Alberto Coca (204).

Con el 221, Lauret dijo adiós al récord impuesto por el cubano Ernesto Agüero (220) en Maracaibo 1998, y con los 400 kg del biatlón (acá no se premia) despidió por muchísimo la cifra establecida por Cossío (386) solo minutos antes.

El logro del anfitrión había borrado la cota de 383 impuesta por el venezolano Yoel Morales en Mayagüez 2010.

«Me gusta competir, en el arranque no pude conseguir el oro, pero en el envión sí y además romper el récord para los Juegos. Vine desde el primer momento a ganar y lo dejé todo ahí», aseguró a la prensa cubana tras recibir sus preseas.

«Ese último intento, el del récord, fue el que más me gustó. Con peso en la barra es más emocionante, hay más adrenalina, eso es lo que disfruto», agregó con tono desafiante antes de “ponerle la tapa al pomo”.

«En el 2019 será otra cosa: Luis Manuel Lauret estará más fuerte y voy a ganar los Juegos Panamericanos», afirmó con la misma sonrisa que le brota cuando cientos de libras se posan sobre su cabeza en la palanqueta.