Por Roberto Ramírez, enviado especial
Barranquilla.- COMO suele suceder en estos casos bastaron solo horas para que la villa de los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe cediera la apacibilidad mostrada cuando la primera parte de la delegación cubana hizo su entrada en ella.
Los casi 250 representantes de la Isla encontraron un recinto prácticamente deshabitado en la madrugada dominical, pero la llegada de otras embajadas atléticas dio un giro al panorama en el transcurso de ese día y lo que va de lunes.
A tono con tal movimiento los inmuebles también comienzan a colorearse con banderas y otras expresiones promocionales que identifican a sus “pobladores”, al tiempo que el español deja de ser el único idioma escuchado, aunque reina por su preponderancia en la región.
En esta especie de reparto diseñado para 1 100 apartamentos la zona ocupada por los cubanos está muy cerca de la entrada principal, a solo metros de la plaza Héctor Cardona, homenaje al fallecido puertorriqueño expresidente de la Organización Deportiva Centroamericana y del Caribe (ODECABE).
Fue él uno de los inspiradores de la instalación, inexistente en la edición de hace cuatro años en México, cuando Veracruz apostó por hoteles que echaron por tierra la tradición de intercambios extradeportivos que tributan estos “hogares” para todos.
Dos inmensos ejemplares de la enseña nacional, otros varios de menor formato, afiches y pendones engalanan las áreas donde “viven” ahora los cubanos, que en medio del creciente ajetreo iniciaron hoy sus visitas a los escenarios de entrenamientos.
Calle por medio están exponentes de Jamaica y Trinidad y Tobago, por solo citar a dos naciones anglófonas, y al final de ella Puerto Rico, cuya “tricolor” hace recordar la hermandad perfectamente ilustrada con el conocido «de un pájaro las dos alas».
Al mismo ritmo se incrementa la presencia de fuerzas encargadas de seguridad y los protocolos para velar por la misma, a la vez que se activan los procesos de coordinación destinados a cubrir los traslados inherentes el completamiento de la preparación.
Todo ello eleva las exigencias a las que se someten las autoridades encargadas de este gigantesco “hogar”, siempre afables, atentos y comunicativos, desde los imprescindibles voluntarios hasta profesionales en varias ramas empeñados en hacer bien su labor.
Aunque varias acciones de terminación demoraron más allá de lo deseado por ellos y eso suele desplazar las tan necesarias pruebas previas, los ajustes realizados sobre la marcha rinden frutos y el ambiente es agradable, dejando a un lado al calor imperante cuando se abandonan los locales acondicionadores de aire.
Pero aún las cifras de huéspedes están lejos de las concebidas como tope no comenzaron las acciones competitivas, dos situaciones que elevarán el rigor del permanente examen a que están sometidos los encargados de satisfacer las muchas y variadas demandas asociadas a estas confrontaciones.
Entretanto la delegación cubana se mantiene enfocada en el propósito de regresar a casa con la confirmación de un reinado que no conoce otro dueño desde la versión de Panamá 1970 y da muestras de la disciplina que le acompañará en cada jornada de la batalla que vivirá su inauguración el día 19.
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