Es este el sol pasadas las nueve de la noche. Foto: JIT Colaborador
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Por Eyleen Ríos, enviada especial
Tampere, Finlandia.- CUANDO llegas a esta ciudad desde el otro lado del Atlántico, piensas que es el cambio de horarios lo que más afecta y supones que algo de frío encontrarás en el “verano” nórdico, pero lo que realmente contrasta es la duración de los días…
Es cierto que tienen las mismas 24 horas, pero aquí la noche nunca es “cerrada” en esta época de año. El sol puede iluminar con intensidad hasta bien tarde y en el cielo apenas encuentras ese color oscuro al que están acostumbrados, por ejemplo, aquellos que venimos desde el Caribe.
Ha sido esto motivo de los mayores asombros para muchos de los llegados a esta urbe para animar al Campeonato Mundial de atletismo sub-20, varios de ellos por primera vez en un país de Europa.
El fenómeno, conocido como el solsticio de verano, se vive con mucha más “claridad” en los países nórdicos. Incluso, para los habitantes de estas regiones representa una fiesta y suele tomarse como una época de relax y para compartir con los amigos.
Barbacoas, pesca en grupos y paseos en barcos por los ríos que surcan la ciudad son imágenes recurrentes y atractivas de un sitio que imaginas frío en todo momento.
Otra de las cosas poco comunes para quienes llegan desde otras regiones del mundo es constatar que en Tampere las saunas son parte inseparable de la vida cotidiana. Aquí, invitarte a una sauna es tan normal como en otros lugares convidarte a una visita al cine o a compartir en un bar.
Se dicen que aproximadamente el 70 por ciento de las viviendas tiene sus propias saunas y hasta algunas compañías importantes cuentan con ellas para ponerlas a disposición de sus trabajadores. Sin embargo, son las públicas las más usadas, y la mayoría están cercanas a los lagos para pasar, en cuestión de segundos, de las altas temperaturas a las frías aguas.
Por cierto, son dos los lagos que rodean esta urbe: el Näsi y el Pyhä, y la fuerza de sus aguas son utilizadas como fuente de energía en centrales hidroeléctricas.
Tampere tiene solo un poco más de 240 mil habitantes, es conocida por su desarrollo industrial y el asentamiento de tres universidades, así como la sede de varias empresas tecnológicas famosas como Nokia.
Como en el resto del país, sus habitantes son mayormente practicantes de la religión luterana y en las escuelas es obligatorio el idioma finés y el sueco. Se precian de cuidar el medio ambiente y por sus calles hay más tránsito en bicicletas que en automóviles.
La cultura del reciclaje parece sagrada por estos lares, y sus autoridades presumen por contar con la distribución de una de las aguas potables más limpias del mundo. Por ello instan a su consumo y así evitar la venta de la embotellada, algo que han puesto en práctica en este certamen atlético universal.
A sus habitantes, más allá de la cordialidad que muchos hemos podido comprobar por estos días, se le reconoce por su culto a la literatura, quizá por que en estas tierras ha nacido más de un escritor relevante. Además, cada año se celebra aquí un importante festival de teatro y son “venerados” también los deportes, en especial el fútbol y el hockey sobre hielo.
Así es esta ciudad, testigo de largos inviernos y claras noches de verano, que por estos días abrió sus puertas al mundo y a las futuras estrellas del atletismo, tal y como lo hace a quienes se animen a vivir una experiencia inolvidable.
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