La Habana.- APENAS tenía 10 años, pero la convicción de que el tenis de mesa era lo que quería hacer en la vida le llevó a tomar la increíble decisión de amenazar a su madre.
«Si no me dejas jugar tenis, te olvidas de que tienes hija…», así dijo Daniela Fonzeca a su progenitora cuando insistió en alejarla del deporte.
«Estaba en quinto grado y nunca me ha gustado la escuela, por eso ella no quería que jugara, porque dejaba de estudiar para estar en el tenis», narra ahora en broma la máxima ganadora de títulos en el Campeonato del Caribe para cadetes y juveniles, que se organizó en esta capital.
Daniela es una de las más prometedoras figuras en el tenis de mesa cubano. Con 16 años por cumplir es miembro de la preselección que se prepara para los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla.
«Uno de mis sueños es hacer el equipo, participar en los Centroamericanos sería el primer paso de lo que quiero lograr», comenta con una madurez que asombra y que es quizás parte de lo que le ayuda a tener éxitos.
Varias veces campeona nacional en las categorías por edades, Daniela se probó también hace unas semanas en el Abierto de Yucatán y achacó los resultados de ahora a la preparación que tuvo allí.
«Me sirvió mucho, igual que el Latino de mayores que jugué antes aquí en La Habana, no es mi categoría y me valió para competir con atletas de más experiencia», aseguró en un aparte con JIT.
Ahora en el Caribe fue parte del elenco ganador del oro en el sub-18, pero además consiguió los títulos en el doble como pareja de Karla Pérez, en el doble mixto junto a Eday Gómez y en el individual femenino.
Natural del municipio matancero de Perico, Daniela todavía anda adaptándose al cambio de formar parte del equipo nacional en el centro de alto rendimiento Cerro Pelado.
«En el centro de desarrollo de Matanzas se quedaron mis entrenadoras… ellas eran mis amigas, más que entrenadoras», confiesa con nostalgia, aunque reconoce que este es un paso necesario para las metas que se propone.
Zurda y dueña de un revés que es difícil enfrentar —«cuando logro “ponerlo” bien»—, odia las repeticiones que conlleva entrenar el servicio, pero sabe lo beneficioso que resulta.
«El ataque de derecha me sale muy bien, y cuando tengo el revés “en mi punto” no hay quien me lo adivine», comenta y reconoce que sigue mucho los consejos de los estelares Andy Pereira y Moisés Pérez.
«Tengo que mejorar mucho en la disciplina… ya no soy una niña para ser tan malcriada», admite con un poco de pena, consciente de que sin eso no podrá llegar lejos.
Sobre todo porque se ha propuesto metas muy exigentes, tan exigentes como que sueña con representar a Cuba en unos Juegos Olímpicos.
«Quiero estar en Tokio 2020… ese es mi gran sueño y lo voy a conseguir», dice la misma Daniela que hace unos años retó a su madre y ganó el partido…
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