La Habana.- SOÑÓ por momentos con llegar a ser un gran deportista. Por su estatura, en el tercer grado de la primaria lo captaron para voleibol y luego para baloncesto en la Pre-Eide del Vedado capitalino.

Alumno en la Escuela de Profesores de Educación Física (Epef) de Mulgoba, llegó a integrar la preselección juvenil capitalina, pero el cúmulo de siete luxaciones en uno de sus tobillos le obligó a abandonar los tabloncillos.

Sin embargo, Alejandro Más Reyes, subdirector de formación integral de la Esfaar Cerro Pelado desde el 2015, antes de graduarse como técnico medio de educación física demostró capacidades para dirigir y ocupó cargos en la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (Feem).

Cumplió el Servicio Militar en Boquerón, Guantánamo; cuando concluyó dio el paso al frente ante la necesidad de profesores de educación física y comenzó a trabajar en una escuela primaria, y al mismo tiempo estudiaba la Licenciatura en Cultura Física. Al finalizar el primer curso, el Inder lo liberó al ser promovido como cuadro profesional de la UJC.

¿Qué recuerdas más de aquella etapa?

La atención a los pioneros que intervinieron de manera directa en la Batalla de Ideas, en las tribunas y marchas por el regreso de Elián González y después de los Cinco Héroes Prisioneros del Imperio. Tuve el privilegio de trabajar al lado del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, un ser extraordinario por su sencillez, modestia y eterna seguridad en la victoria.

Tras dos años en Venezuela… ¿Qué tarea cumpliste de regreso en el 2006?

Me encargué de la atención a los pioneros y el deporte desde la UJC Nacional, y a partir del 2009 de la esfera de la educación y directamente del Inder. Participé en los Juegos Deportivos del Alba, los Panamericanos de Guadalajara 2011 y los Olímpicos de Londres 2012. Así comencé a atender a atletas con problemas. Cuando iba a las provincias dedicaba las noches a visitar a la familia, ver sus condiciones de vida, buscar apoyo del Partido y el Gobierno.

Las enseñanzas de Fidel se me quedaron grabadas: nos decía que leyéramos y estudiáramos, pues con conocimientos era muy difícil equivocarse, y además que hiciéramos las cosas de corazón, no por cumplir. Siempre que hablaba con los pioneros se refería a que los niños no tenían culpa de las desventajas sociales y que no se podían abandonar: había que prepararlos. A raíz de esto comencé una labor personalizada en centros de menores con problemas de conducta.

¿Y qué sucedió para que llegaras a la Cerro Pelado?

En el 2015, liberado de la UJC, el director Wilmer Lewis me propuso trabajar acá. Es justo destacar que no había conocido a alguien que diera tanta importancia a la formación integral de los jóvenes.

Sin embargo, la tarea más difícil no es con los muchachos, sino con entrenadores, trabajadores docentes y no, y con los de servicio. El orden general es de todos y resulta imposible que una subdirección de 30 personas pueda atender 891 atletas, incluyendo a 40 del béisbol.

¿Cuál ha sido el mayor reto entonces?

Lograr en cocineros, profesores, entrenadores, personal de servicio, seguridad y almacén, la conciencia de que el atleta es lo fundamental, la razón de estos centros, y que tenemos la tarea de educarlos colectivamente.

¿Cómo logralo?

Con ejemplo personal. Los deportistas tienen que vernos haciendo las cosas correctamente y corregirles sus dificultades con amor.

Diseñamos la estrategia de tutoría: cada trabajador apadrina a tres atletas, excepto el director y yo, quienes tenemos mayor cantidad y a los más complicados por su procedencia social y las situaciones vividas en su niñez y adolescencia. Tratamos de mitigar la ausencia familiar, que tengan con quién hablar y encauzar las cosas.

Ha sido vital la unidad de las subdirecciones fundamentales: técnica, formación integral y docencia. Es necesario que todos interioricen que son parte de la creación de valores en los atletas y que “cada granito de arena” aportado es trascendental.

Requiere de ti una entrega total...

He tenido el apoyo de mi familia, en especial de mi esposa y mis dos hijas (Amalia de 16 años y Alejandra de 9). Han apreciado mi trabajo y cuando uno ve hacer algo con pasión, con amor, con disfrute por el cariño que le imprimes, logras involucrar a las personas que te rodean.

Siento la reciprocidad de los alumnos por la atención que les damos. Es nuestra obligación, pero lo hacemos con tanto amor que nos miran como padres. Hay confianza y respeto, saben que velamos por sus condiciones de vida y su comportamiento, por las formas de expresarse y vestirse, y por eliminar los hábitos inadecuados.

Cuando tienen problemas con la docencia u otros analizamos con los profesores y técnicos para ayudarlos. Un ejemplo claro fue la judoca artemiseña Vanesa Godínez Alemán: llegó con tantas deficiencias que hasta afectaba sus resultados; se le iba a sancionar, pero le dimos un voto de confianza, enrumbó su vida y el año pasado ganó un grand prix y los campeonatos nacionales de mayores y juvenil.

Cuidamos que la familia no les permitan lo que antes no hacían. Téngase en cuenta que cuando llegan aquí son mantenidos por sus padres, pero de pronto se invierten los papeles, ya que reciben un monto financiero mínimo mensual de 950 pesos (MN) o 450 en el caso de los niños de la gimnasia.

¿Qué otros beneficios reciben?

Conexión wifi gratis, televisión por cable en las habitaciones, módulos de ropa y una buena alimentación. Seguimos mejorando sus condiciones de vida para que se eduquen debidamente en un ambiente agradable. Aún no tenemos lo óptimo en todos los lugares de residencia del centro, pues se atienden 21 deportes entre la sede central y nueve escuelas subordinadas: gimnasia, remo y canotaje, voleibol, fútbol, hockey, tiro deportivo, boxeo, pelota vasca y béisbol.

Tenemos en cuenta la educación formal, elevar su cultura, que se aborde la historia en conversatorios, en las asambleas por deportes y en debates antes del entrenamiento. No hay fecha importante que pasemos por alto y velamos porque los matutinos especiales mensuales sean atractivos.

¿Qué se proponen rumbo a los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla?

Un programa que se iniciará con la declaración del centro como Villa Centroamericana y del Caribe. Luego tendremos el reconocimiento a los atletas clasificados, así como el acondicionamiento de las residencias, gimnasios y el comedor. Se incluyen en el plan conferencias y recorridos por lugares de interés histórico, económico y cultural.

Repetiremos el torneo de baloncesto 3x3 los fines de semana, que tuvo una gran acogida en el 2017 por el vínculo que se estableció entre los deportes, entrenadores y profesores. Ahora pidieron sumarse otras escuelas como las de voleibol y canotaje.

Eres delegado de tu circunscripción. ¿Cómo piensas cumplir?

Es un desafío grande. Se trata de mi compromiso con la Patria y la Revolución. No evado tareas y si las acepto es para hacerlas bien. La Escuela me dio todo el apoyo y tengo un equipo de trabajo muy bueno en la subdirección, entre ellos Janai Miranda, un ex judoca que atiende muy bien sus funciones.

¿Qué representa tu familia?

Mis padres se divorciaron siendo pequeño, pero nunca sufrí esa separación. Viví siempre con mi madre, pero mi papá me atendió hasta que falleció. Ambos, junto a mis abuelos, me apoyaron siempre y hasta a mis compañeritos con cualquier detalle.

¿Qué piensas del influjo del deporte?

Puede arreglarlo todo, pero más los entrenadores. Ellos son los principales en la formación de un atleta, el mayor ejemplo, quien lo promueve. Cuando un alumno llega al equipo nacional la imagen del entrenador es clave. Hoy nuestros profesores valoran más la formación integral porque incide en los logros de sus pupilos. Amo mi trabajo y gracias a eso tengo el corazón repartido por toda Cuba.

¿Que representa Fidel para ti?

Me enseñó la inmensidad de la obra de la Revolución, un proyecto que me marcó para siempre cuando nació mi primera hija. Una vez agravó y pasó más de una semana en cuidados intensivos con peligro para la vida, pero siempre tuvo dos enfermeras y un médico pendientes de su evolución. La salvaron. Se lo digo: está viva gracias a la Revolución. Yo era profesor de educación física… ¿Qué podía hacer? ¡No hay dinero en el mundo que pague eso!