EL APOYO social a los deportistas alterados emocionalmente en condiciones de competencia mejora las posibilidades de emplear todas sus capacidades potenciales.

En uno de mis libros he enfatizado: «El estudio de las emociones que surgen durante las competencias es uno de los aspectos más trascendentes, ya que estas pueden traer como consecuencia el detrimento en el potencial del deportista, afectar sus resultados y dar lugar a un deterioro de los procesos cognoscitivos.

»En los procesos de la atención, por ejemplo, suelen manifestarse errores en la toma de decisiones frente a las acciones del contrario; retraso o adelanto en las respuestas motoras, ocasionando fallos en la ejecución de hábitos y destrezas; disminución de la energía y cambios en la disposición o actitud frente al adversario y las condiciones de la competencia.»

La preparación sicológica del deportista tiene como propósito facilitar el empleo de su potencial, y es una de las tareas más apremiantes para la triada que forman atletas, entrenadores y sicólogos.

En ese sentido, el amortiguamiento de las tensiones por medio del apoyo social ha demostrado su influencia en áreas como la actividad laboral, y colabora con las terapias ante problemas de salud como la pérdida de peso y la adicción al cigarro.

Los efectos se aprecian en la disminución del estrés y de las conductas no adaptadas de las personas, toda vez que los intercambios de ideas con amigos y conocidos validan las creencias del control y disminuyen el desgaste que la tensión genera en el organismo.

El apoyo social debe ser un procedimiento de prevención ante las circunstancias de la competencia, por medio de las relaciones interpersonales y los grupos de apoyo formados por amigos y familiares.

Proveer al deportista de un tiempo para ser escuchado resulta de importancia, incluyendo palabras estimulantes que estén respaldas por su grado de eficacia. No podemos abrir esperanzas que no puedan ser validadas, ya que conducen a mayor frustración en caso de fracaso en la justa.

Un estudio realizado recientemente en la Universidad de Exeter, sobre el apoyo social y la actuación en golf y otros deportes, consideró las diferencias personales de cada participante y registró como repercutió en sus actuaciones.

La investigación se centró en tres jugadores de golf que compitieron a nivel regional, nacional e internacional. Llevado a cabo por el Dr. C. Paul Freeman, incluyó como medios de apoyo social los siguientes: escuchar cómo los jugadores discutían de sus problemas, estimular sus motivos de participación y la confianza en sus potencialidades.

Además se les brindó apoyo en temas prácticos como el traslado a la competencia y la organización de los alojamientos. La comparación de la actuación antes y después de recibir apoyo social demostró que hubo una mejora real en sus resultados y en el bienestar subjetivo de los golfistas.

Para Freeman fueron muy significativos estos hallazgos, al ser una persona no conocida por los deportistas. Eso lo llevó a reflexionar sobre los beneficios del apoyo que proviene de un amigo, familiar o incluso de un profesional.

Los autores del trabajo admiten que la mejora en la actuación se debió al aumento de la autoconfianza en los deportistas por medio del apoyo social. Y por el contrario, en los jugadores con bajos grados de apoyo, el incremento de la tensión causó el deterioro en la calidad de su rendimiento.

Para el Dr. C. Tim Rees, también de la Universidad de Exeter, el Estudio reveló que el apoyo continuado de amigos y familiares parece ser uno de los factores más importantes que influyen en la actuación deportiva.

Sucede que mientras se entrena la técnica y la táctica, más allá de las condiciones azarosas de toda competencia, las palabras alentadoras o gestos amables de un compañero o amigo pueden hacer la diferencia entre un futbolista que anota el gol de la victoria o aquel que lo falla.

El estímulo de amigos y familiares contribuyen a la autoseguridad que es tan importante cuando la presión de un evento es muy grande.