La Habana.- DOS TRITONES se preparan bajo la dirección del técnico Ernesto Garrido con vistas a su participación en el Campeonato Mundial de Natación para discapacitados con sede en Ciudad de México del 27 de este mes al 7 de diciembre.

Pinto, como cariñosamente se le conoce, espera una destacada actuación de Lorenzo Pérez, titular paralímpico de Río 2016 y de los Juegos Parapanamericanos de Toronto 2015, en los 100 metros libre, categoría S-6, y Juan Castillo (S-9), quinto en Brasil y campeón en la ciudad canadiense en esa propia distancia, estilo mariposa.

Cada día, en el Complejo de Piscinas Baraguá, cumplen sus sesiones de entrenamiento estimulados por un técnico que se convirtió en los Juegos Paralímpicos de Barcelona 1992 en el primer medallista de la Isla en este deporte al conquistar plata en los 50 libre, tramo en el que llegó a ser recordista del orbe.

«Veinte años después Lorenzo superó mi actuación en Londres 2012 con plata y bronce, y en Río elevó su cosecha al conquistar oro y bronce. Por eso bromeo con ellos y les digo que atesoro cinco preseas olímpicas», expresa orgulloso y sonriente a JIT.

Sobre el próximo compromiso, el primer mundial para sus muchachos, el técnico manifestó que «será un evento fuerte. Cuando ya estábamos en la sede en septiembre vimos inscritos en las categorías a que pertenecen Lorenzo y Juan a los mejores del mundo, algunos de Italia, Japón y  España, pero no hay nada imposible y para ello nos preparamos».

«En Baraguá existen condiciones, la piscina de 50 metros es clara. Según los propios muchachos se ubican en las T, en los tramos de 15, 35 y 50 metros. Practicamos en cajones de arrancada y las habitaciones poseen las comodidades necesarias para el descanso, incluso adaptadas para el traslado en sillas de ruedas», agregó.

Ernesto sostuvo que todo el equipo está muy contento con el apoyo que ha brindado el INDER y la Revolución: «Baraguá no tiene comparación, no es lo mismo entrenar bajo techo, llueva o haga sol cumplimos el plan de entrenamiento, por el momento tenemos lo primordial».

Destacó además la constante preocupación en todos los sentidos de la dirección del centro bajo la batuta de Ana Rosa Núñez.

«La alimentación es mucho mejor, ella es muy atenta con los atletas, preocupada constantemente y muy buena para dirigir, pues es capaz de sancionar a quien no cumpla con su responsabilidad, es muy exigente», señaló.

Mientras orienta a los pupilos desde el borde de la pileta olímpica, Pinto rememora la estancia en México de septiembre pasado, antes del evento de orbe previsto inicialmente para comenzar el 30 de ese mes.

«Aquel día 19 teníamos que empezar a la una e involuntariamente hubo un atraso. A la 1:15 pm ocurrió el terremoto, nos hubiera sorprendido dentro del agua y yo me hubiera tenido que tirar para apoyarlos. No tendría tiempo de sacar a alguien en una silla de rueda», explicó.

Relata que fuera de la instalación escucharon una alarma, que los confundió pues habían participado a las 11 de la mañana en el simulacro en recordación del sismo de 1985.

«¿Quién se iba a imaginar otro ese mismo día?. Nos miramos y reímos, hasta que nos percatamos del fenómeno. Íbamos saliendo y una ola de la piscina tumbó a los muchachos. Después tuvimos que pasar por debajo de un gimnasio que tenía una placa y veías como te venía encima y volvía a subir. ¡Fueron los 34 segundos más horribles de mi vida! Por suerte pudimos salir sin lamentables consecuencias», narró.

«Desde el regreso mantuvimos la preparación, hicimos la adaptación aquí en La Habana los primeros cuatro días y hemos ido subiendo las cargas paulatinamente. Los muchachos se encuentran bien y tenemos la instalación que la natación cubana necesitaba para volver a tener resultados, solo hay que demostrarlo con éxitos en las competencias», dijo.

Castillo, uno de los ocho integrantes del equipo Cuba, era nadador convencional de la Escuela Nacional Marcelo Salado, pero tuvo que proseguir con este grupo al sufrir el síndrome de Guillain-Barré, trastorno neurológico por el cual el sistema inmunitario del cuerpo ataca los nervios periféricos.

Su primera entrenadora fue la exnadadora Imaday Núñez, actual subdirectora deportiva del Complejo Baraguá, entre tanto Garrido trabaja fuerte con él para continuar la labor iniciada por su compañera.

Estudiante de licenciatura en Cultura Física, Castillo ha obtenido resultados relevantes en la pileta, entre ellos ser recordista de América.

Con sus 18 abriles aspira a tener un excelente ciclo olímpico, similar al conseguido por su compatriota Lorenzo, de 31 años de edad, el mejor entre los discapacitados del país.

Mientras Garrido se encarga en cada jornada del entrenamiento de sus ocho alumnos, entre ellos una mujer, él no descarta la posibilidad de que un día Cuba organice un certamen internacional.

«Baraguá reúne los requisitos y sumará otros cuando se limen los detalles que aún faltan. Con el nivel alcanzado por nuestros discapacitados será un estímulo competir en su propio patio. Este Complejo te hace soñar y confiamos se hagan realidad muchos de ellos», sentenció el laborioso entrenador.