La Habana.- COMO único cubano aún en el listado de los recordistas mundiales celebrará hoy el cubano Javier Sotomayor sus 50 años de vida.
Razones sobrarán al mejor saltador de altura de todos los tiempos para recibir con felicidad un nuevo cumpleaños y compartir junto a sus más cercanos el saberse todavía un punto de referencia para el atletismo de todos los tiempos.
Sotomayor nació en el matancero poblado de Limonar, pero muy pronto trascendió las fronteras de su localidad y de la Isla para convertirse en el único humano en sobrepasar los 2,45 metros sin ayuda de ningún implemento.
Quienes le vimos saltar en tantas ocasiones recordamos aquellas carreras de impulsos de largos pasos y su espectacular despegue para vencer en los más exigentes certámenes.
Los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 se rindieron a sus pies, como lo hicieron dos campeonatos mundiales al aire libre y tres bajo techo.
Carismático como pocos y con una sonrisa estridente, el “Soto” es atracción por cualquier sitio del planeta por el que transita y aunque asegura que siempre ha estado preparado para ver “caer” sus marcas del orbe, tal cosa no ha sucedido aún.
El merecedor del Premio Príncipe de Asturias en los deportes es recordista en salas techadas desde 1989 (2,43) y al aire libre desde el 88 (2,43), aunque esta última cifra la elevó en par de ocasiones 1989 (2,44) y 1993 (2,45).
Fueron suyos los cetros en tres Juegos Panamericanos, Centroamericanos y numerosos mítines internacionales, saltó más de 2,30 metros en más de 190 competencias y en casi una veintena sobrepasó los 2,40.
Un palmarés digno de solo los escogidos, esos que son “tocados” por algo sobrenatural para convertirlos en seres de otro mundo y llenar de orgullo a quienes lo consideran suyo.
Felicidades multiplicadas para un Sotomayor fiel a su Isla y los millones de cubanos que saltaron con él en cada ocasión…
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