La Habana.- ETERNO como su legado se presentó hoy el Guerrillero Heroico Ernesto Che Guevara, recordado en el aniversario 50 de su caída en combate desde una de sus grandes pasiones: el ajedrez.
Cien tableros que resultaron escasos para todos los que querían jugar en la simultánea “Che Vive” es el más claro ejemplo de cuánto trascendieron sus ideas… su visión de convertir a Cuba en un país de muchos Grandes Maestros.
Y precisamente el primero en cumplir ese sueño luego del triunfo revolucionario, Silvino García, fue uno de los llegados hasta el Salón de la Solidaridad del Hotel Habana Libre para rendir tributo convocado por la Central de Trabajadores de Cuba.
Un homenaje convertido en fiesta para todos los que como el argentino-cubano sienten eterno amor por el noble juego fue lo ocurrido esta mañana, a la que no quisieron faltar tampoco hombres de bien como Antonio Guerrero.
El Héroe de la República de Cuba volvió a confesar su incondicionalidad a un deporte que le hizo más llevadera la injusta permanencia en cárceles estadounidenses y cómo esa pasión se incrementó con la ayuda de no pocos maestros.
Su interacción con los niños talentos del ISLA, con el propio Silvino y con el también GM Lázaro Bruzón quedarán plasmados para siempre en su libro “Ajedrez hacia la luz”, obra de la cual habló esta mañana.
«Más que del ajedrez, más que un testimonio personal, este libro habla de la solidaridad que nos trajo para Cuba, y habla de las razones por las cuales tenemos que seguir desarrollando e impulsando el ajedrez», aseguró Guerrero.
Junto a él estuvieron esta mañana otras glorias del deporte como la GM Vivian Ramón y los olímpicos Félix Savón, Dayron Robles y Ana Fidelia Quirot, todos llegados hasta aquí para compartir su admiración por el universal guerrillero.
Como también lo hicieron algunos de los jóvenes capitalinos que formarán parte de la delegación al cercano Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en Sochi, Rusia, y trabajadores amantes del ajedrez.
“Plegaria” y “Canción con todo”, interpretadas por el coro de la Academia Nacional de Canto Mariana de Gonitch, completaron el momento simbólico en el que el Che estuvo una vez más vivo a través del ajedrez.
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