EN EL contexto internacional los proyectos comunitarios adquieren, cada vez más, un papel protagónico en el desarrollo de la actividad social.
En las actuales condiciones de la economía, y ante las marcadas influencias del fenómeno de la globalización, se manifiesta la tendencia de que los sectores de la sociedad sean dominados por individuos, grupos de poder o entidades externas, en que los proyectos responden a sus intereses y no a las necesidades concretas de la comunidad.
Es por ello que en estas se buscan alternativas para dar respuesta a las principales demandas, movilizando recursos locales como son sus directivos, instalaciones y finanzas. Se proyectan estrategias y programas para enfrentar, atenuar o resolver las principales problemáticas detectadas.
Entre estos programas se destacan los dirigidos a la recreación, en el marco de la formación de los sujetos.
En nuestro país, antes del triunfo de la Revolución, el trabajo comunitario era escaso, y ocurría de modo similar al resto de los países de América Latina: fundamentalmente promovido por un espíritu de caridad hacia los sectores más desvalidos y orientado hacia las necesidades básicas.
A partir de 1959 todos los esfuerzos se dirigieron hacia la atención de la comunidad, y en especial a las más intrincadas y de escasos recursos, llevando educación, salud, cultura, deporte y recreación a todos los rincones del país.
Más tarde se implementó una vía de desarrollo más articulada, a través de la cual cada institución —en interrelación con otras— cumplía programas dirigidos a satisfacer demandas sociales, formando recursos humanos, asignando recursos materiales y financieros para el desarrollo de actividades de esparcimiento en los diferentes niveles.
A partir de los años 90 del pasado siglo se hizo más necesaria esta convocatoria, pero con esfuerzos propios y en alianza con entidades gubernamentales o no, con vistas a materializar los proyectos recreativos.
La conceptualización de la recreación comunitaria debe partir de la premisa de que no es posible desarrollarla sobre la base de la prueba y el error, sino mediante una visión y gestión estratégicas, de la cual se infiere una base científica que condicione su éxito.
Las actuales propuestas, devenidas de la experiencia adquirida en años, sugieren que solo es posible alcanzar resultados satisfactorios si se logra una consciente y coherente integración de todos los sectores y factores locales.
Por esa razón se precisa promover alianzas estratégicas, en función de diseñar con creatividad ofertas recreativas que resulten atractivas y propicien el crecimiento de la participación, mediante la voluntaria y sana ocupación del tiempo libre.
En ese empeño es muy importante profundizar y perfeccionar las herramientas para el estudio de las principales necesidades, gustos y preferencias, que permitan potenciar las transformaciones en el enfoque e implementación de la recreación física.
Los combinados deportivos juegan un papel protagónico en este proceso de integración, en su esfuerzo por implementar el Programa de la Recreación Física que tributa al área de resultados clave del “Deporte para Todos”.
Este está en correspondencia con los lineamientos de la política económica y social del país, y contribuye a la formación integral del individuo y la elevación de la calidad de vida de la población en cada territorio.
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