DENTRO de las problemáticas que afectan el nivel de preparación de los deportistas de alto rendimiento, así como su durabilidad, se encuentran las relacionadas con el tratamiento metodológico asignado al proceso de desarrollo de la flexibilidad.
Hablamos de una realidad que ha sido reconocida tanto en la literatura deportiva como en estudios realizados a poblaciones de atletas en diferentes latitudes y específicamente en Cuba.
Las causas de base de esta problemática fundamentalmente se asientan en el desconocimiento parcial de qué aporta el desarrollo de esta capacidad al rendimiento y salud del deportista, cómo abordar su tratamiento dentro de la unidad de entrenamiento, así como en prejuicios acerca de la coexistencia de esta dirección de trabajo con otras.
Es así que pretendemos, con el posicionamiento teórico que se presenta, sustentado en lo planteado por autores cubanos y foráneos, así como en investigaciones realizadas por la propia autora, dar respuesta a algunas interrogantes que han incidido en que el trabajo para el desarrollo de esta capacidad motriz —a decir de Hedrick A. (2002)— haya sido poco comprendido y controvertido.
Según autores como O’Farril, A. (1980); Hedrick, A. (2002); Ilisástigui, M. y Ameller S. (2003), el entrenamiento de la capacidad motriz de flexibilidad ha sido muy controversial y relegado, teniendo entre otras causas la incomprensión de la importancia de sus niveles óptimos tanto para el mantenimiento de la salud del atleta como para el logro de una mayor calidad del gesto deportivo.
Es así que generalmente se entiende que el desarrollo de esta capacidad es solo importante donde su expresión externa constituye exigencia o condición determinante en la consecución de la validez del gesto deportivo, siendo principalmente identificada con deportes de arte competitivo como gimnasia rítmica, gimnasia artística, gimnasia aeróbica, nado sincronizado, patinaje artístico, clavados, así como en carreras con vallas o técnicas de las luchas o el taekwondo.
Por otra parte se vincula el desarrollo de esta capacidad con la muestra de amplitudes extremas colindantes con el contorsionismo, demeritando su presencia en otras manifestaciones de actividad física, e incluso de la vida cotidiana del hombre, provocando descuido en el tratamiento metodológico de la misma dentro de la clase de entrenamiento, no siendo pocos los que dejan este trabajo sin orientación y control, a la voluntad de hacer de los deportistas bajo su dirección.
Si bien la mayoría de los expertos, incluidos Ozolin, N. G. (1970); Harre, D. (1977); Ruiz Aguilera, A. (1985); Forteza y Ranzola (1988); Fleitas, I. y Colectivo de autores del ISCF (1990); y Collazo, A. (2002), reconocen la flexibilidad como capacidad motriz que brinda la posibilidad de realizar movimientos de gran amplitud condicionada por estructuras neuromioarticulares de fijación y estabilización, otros como Hedrick, A. (2002) y Ameller, S. (2003) la identifican también como la habilidad de lograr un rango de movimiento óptimo según lo requerido por el gesto deportivo.
|