Foto: Internet.
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La Habana.- VISITÓ Cuba hace unos meses y muchos volvieron a rendirse a sus encantos.
Parecía increíble que la “Niña Perfecta”, la dueña de los primeros “10” en la historia de la gimnasia artística estuviera en La Habana, especialmente empeñada en saludar al ídolo local Manrique Larduet.
Como es lógico, todos quisieron una foto junto a la gran campeona, esa que al brillar en los Juegos Olímpicos de Montreal´76 marcó un referente a partir de la exactitud y limpieza con que fraguó sus hazañas.
Nadia Comanecci solo tenía 14 años cuando se convirtió en leyenda. Como «un ave en vuelo» le describieron los medios al reseñar su actuación en las barras asimétricas en la urbe canadiense, escenario de la primera nota perfecta marcada en esos encuentros.
«Era brillante y seductora, y gracias a su juventud un gran sentido de esperanza e historia estaban instantáneamente conectados a ella. Era la oportunidad para ver a la grandeza», escribió entonces Frank Deford en la revista estadounidense Sports Illustrated.
Pero ese solo fue uno de los tantos elogios que acaparó durante su carrera la también llamada "Niña 10", nacida el 12 de noviembre de 1961. «Ejecutaba las rutinas con la facilidad con que cualquier otro ser humano respira», consideró otro especialista.
Aunque debutó bajo los cinco aros en Montreal ya había lanzado innumerable señales de calidad al ejercer reinados mundiales juveniles, y sobre todo desde la Copa América del propio 1976.
Todos sus seguidores estaban convencidos de que acapararía varios metales, más de uno dorado, y por eso no sorprendió que se quedara con tres, incluido el destinado al concurso general, a los que unió plata y bronce.
Lo realmente excepcional fue la maestría con que lo hizo realidad, acaparando siete veces el 10.
Ni las pizarras electrónicas de Omega estaban preparadas para reflejar tal calificación, pues solo tenían espacio para un dígito en el área destinada a los números enteros.
Treinta segundos duró su ejecución en las barras asimétricas. Treinta segundos de vuelos, movimientos consecutivos y fluidos cerrados con una salida para la ovación.
Se presenció entonces el 1.00 y el asombro se apoderó de los espectadores, que no entendían y hasta comenzaron a cuestionarse sobre una posible descalificación.
Instantes después llegó la aclaración: era un 10.00, pero no había forma de colocarlo.
Para la Comaneci la repuesta fue sencilla: «Yo sabía que no tenía errores», dijo.
Su entrenador Bela Karolyi se mostró como quien consigue algo imaginado desde antes. «Tiene las cualidades físicas: fuerza, velocidad y agilidad. Las intelectuales: inteligencia y el poder de la concentración. Y... Nadia tiene coraje».
Cuatro años después, en Moscú, con 18 años, cuerpo de mujer y molestos dolores en las piernas, no era ya la novedad y las brillantes soviéticas estaban en casa propia.
Sin embargo la viga de equilibrio y los ejercicios en el suelo volvieron a ser suyos, aunque no pudo repetir como máxima acumuladora y debió conformarse con la plata, como sucedió en el concurso por equipos.
Dos veces premiada con la Orden Olímpica, en 1996 recibió el galardón como la atleta de mayor influencia de la historia, está incluida en el Salón de la Fama de la gimnasia y fue elegida entre las 100 mujeres más importantes del siglo XX.
Actualmente vive en Estados Unidos, es Presidenta de Honor de la federación de gimnasia de su país y vicepresidenta de la junta de directores de los Juegos Paralímpicos.
Pero por encima de esos y otros muchos lauros Nadia Comaneci es de las féminas más reconocidas en la historia de los Juegos Olímpicos. bystolic free trial coupon bystolic coupons for free bystolic free trial coupon bystolic coupons for free
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