UN ASPECTO de particular interés en la preparación de fuerza está vinculado a los términos que se emplean para el tratamiento de esa capacidad, también marcados por diferenciaciones, ya que muchas veces son erróneos y otras los confundimos como sinónimos, provocando un mal entendimiento a la hora de su estudio y tratamiento.
Los especialistas y estudiosos de la fuerza muscular emplean vocablos diferentes para hablar de lo mismo, o viceversa: las mismas palabras para hablar de cosas diferentes.
Debemos tener en cuenta que la fuerza es una magnitud vectorial cuya definición corre a cargo de la física, que la describe como «toda causa capaz de modificar el estado de reposo o movimiento de un cuerpo, o bien de deformarlo».
Desde tiempos remotos Arquímedes, Galileo Galilei e Isaac Newton fueron modelando esa definición a partir de sus investigaciones, en ocasiones también contradictorias entre sí.
Cuando relacionamos este término con el campo del entrenamiento deportivo estamos refiriéndonos a una capacidad física humana, por tanto el vocablo más acertado sería el de «fuerza muscular».
Después de sintetizar los criterios de diferentes autores podemos plantear como definición de fuerza muscular la siguiente:
«Es una capacidad física básica dependiente del sistema neuromuscular, con gran influencia genética, pero modificable con el entrenamiento, que genera tensión en el músculo producto de una acción muscular frente a una resistencia interna o externa, que puede ir a favor o en contra de la fuerza de gravedad.»
Por otro lado la contracción muscular significa acortamiento de fibras, y por tanto no abarca todas las actuaciones musculares, que son el acortamiento, mantenimiento y alargamiento, así que entendemos que la denominación de acción muscular es más completa porque las abarca todas.
Asimismo tenemos que contracción (acción) isométrica significa la misma medida y la contracción (acción) isotónica la misma tensión. O sea utilizamos dos parámetros distintos para clasificarlas, debiéndose considerar uno solo, a mi criterio la magnitud de la tensión muscular en relación con la resistencia que se le opone.
Otro criterio que se utiliza es: la velocidad de contracción (acción), por lo que tendríamos:
- Isocinéticas: igual velocidad.
- Alocinéticas: varía la velocidad.
- Auxocinéticas: combinación de las anteriores.
Y otro criterio más que también se maneja es por el grado de tensión, de lo que resultaría:
- Isotónicas: igual tensión (laboratorio).
- Alotónicas: varía la tensión.
- Auxotónicas: combinación de las anteriores.
Por tanto, teniendo en cuenta lo anterior (es decir sobre acciones isométricas e isotónicas), en mi criterio erróneo, sería mejor llamarlas acciones estáticas: tensión muscular igual a resistencia, y acciones dinámicas: tensión muscular no igual a resistencia.
Dentro de la acción dinámica está la miométrica: tensión muscular mayor a la resistencia (el término comúnmente empleado es “concéntrico”), que según Knutgen y Kraemer no responde a la realidad que designa. La RAE textualmente lo define: «dicho de figuras y sólidos que tienen un mismo centro».
Vemos que la definición no tiene nada que ver con la acción muscular a la que nos referimos, por lo que este término es impreciso y no pertinente.
Y la pliométrica: tensión muscular menor a la resistencia (el término comúnmente empleado es “excéntrico”), que tampoco responde a la realidad que designa. la RAE textualmente lo define: «que está fuera del centro, o que tiene un centro diferente» o «pieza que gira alrededor de un punto que no es su centro».
Por lo tanto es obvio que este vocablo también debería ser desterrado.
Tradicionalmente se ha empleado el término: “tipos de fuerza” para designar diferentes acciones que se dan en el mundo del deporte… otro error, ya que solo existe una fuerza muscular, a la que se hace referencia algunos párrafos atrás.
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