EL DESARROLLO de la flexibilidad se impone como un trabajo necesario dentro de la preparación de todo individuo, independientemente de su especialidad.

La dirección de trabajo para su desarrollo responde a las características estructurales de la actividad física que realice, partiendo de que incrementar sus posibilidades de desarrollo mejora las de su rendimiento técnico-competitivo.

Está demostrado que crea condiciones favorables para evitar la predisposición a las lesiones y demanda una labor relacionada con otras capacidades, funcionando armónicamente en el desempeño de las mismas.

Igualmente es irrefutable que en el orden metodológico requiere de un calentamiento eficiente y específico en relación con el segmento a trabajar, y que este se adecue a las necesidades posteriores de ejecución.

También es importante la individualización de la preparación según las insuficiencias en función de la actividad que se realiza, y dar seguimiento a la evaluación de la flexibilidad específica en el alumno.

Debe tenerse en cuenta el significado de un estudio minucioso de las amplitudes angulares mínimas para la ejecución técnica, la gradual elevación de las exigencias de forma individual y que el trabajo para su desarrollo se plantea al inicio de la parte principal de la clase.

Las investigaciones sustentan además lo imprescindible de análisis de las estructuras técnicas y sus necesidades de amplitud para la selección de los ejercicios, y lo positivo de que la recuperación se realice con balanceos, relajación, estiramiento y manutención de una posición contraria a la ocupada por el segmento trabajado.

A propósito, esa labor debe orientarse de forma bilateral y en diferentes direcciones, y tener presente que la utilización del método de streching debe estar precedida de un nivel de preparación que posibilite la utilización consciente de la relajación y máxima contracción muscular.

El tiempo asignado debe ser entre 20 y 30 minutos diarios como mínimo, en una o dos sesiones según las necesidades de la actividad del individuo, y no obviar que la eficacia dependerá de que se logre a máxima amplitud de movimiento.

La ejercitación comenzará por el lado de menos desarrollo y serán aplicados diferentes métodos según los niveles de preparación o desarrollo de esta capacidad en el individuo.

La ayuda del profesor o preparador no debe implicar una dificultad en el logro de la máxima amplitud en el trabajo, y para el empleo de empujes reiterados siempre deberá adoptarse activamente la máxima amplitud e ir a la búsqueda de un nivel mayor.

Los especialistas coinciden en lo vital de establecer adecuada relación entre el trabajo de fuerza y flexibilidad, no aplicar ejercicios de intensidad máxima en estados de fatiga o después de grandes cargas y tener en cuenta los períodos hábiles para su desarrollo (antes de los 14 años).

Está comprobada la importancia de utilizar técnicas del control de la respiración para el alcance de grandes amplitudes, no ir de manera brusca a la posición inicial y asumir que un alto nivel de desarrollo de la manifestación activa de la flexibilidad implica conseguir antes un incremento máximo de los niveles de desarrollo de la manifestación pasiva de la misma.

La efectividad de un estiramiento no debe evaluarse en términos de rendimiento angular, se impone asociar el trabajo de flexibilidad con el de otras capacidades, en particular, la fuerza, y el ejecutante debe suprimir la idea de competición con el otro.

Los progresos de entrenamiento de la flexibilidad deben ser estrictamente individuales y evaluarse permanentemente, y el atleta requiere ser educado para que ejercite por su cuenta esa capacidad.

Se recomienda empezar siempre por el "lado duro" o miembro que posee menos flexibilidad, no realizar la sesión de flexibilidad de manera apurada e improvisada y sin control, y usar ropa cómoda que permita la mayor libertad de movimiento posible.