EN RELACIÓN con la velocidad del movimiento la flexibilidad puede ser:
Estática: Posición mantenida sin variación angular.
Lenta: Se llega a las localizaciones a baja velocidad, uniforme y sin aceleraciones.
Rápida: Se logra la máxima angulación con movimientos rápidos y explosivos.
También se clasifica en relación con su aplicación en los gestos deportivos:
Estática: Referida a la amplitud que poseen los núcleos articulares, sin tomar en cuenta las características del movimiento o la velocidad del mismo. La requerida en posiciones determinadas de las gimnasias artística y rítmica.
Dinámica: Comprende la capacidad de utilizar la amplitud del movimiento articular en la ejecución de un gesto deportivo o la realización de un ejercicio, considerando la velocidad del mismo. Comúnmente se observa en diferentes disciplinas, incluidas las de equipo, atletismo (vallas y saltos) o esgrima.
Balística: Se presenta cuando un segmento relajado recibe un impacto que lo moviliza. Es común en los deportes de combate y en algunas acciones de juego.
Controlada: Se observa en movimientos de gran amplitud que exigen que se sostenga la posición de una parte del cuerpo por unos segundos. Típica de las gimnasias rítmica y artística, saltos ornamentales, patinaje artístico, etc.
Dentro de los factores que influyen en el desarrollo de esta capacidad, Ameller, S. (2003) menciona edad, sexo, condiciones ambientales, genéticos y de naturaleza anatómica y neurofisiológica, como movilidad articular, elasticidad de los músculos antagonistas, fuerza de la musculatura agonista, coordinación intermuscular y estado emocional del individuo, también referidos por Grosser (1991).
Entre las interrogantes vinculadas al tratamiento metodológico de esta capacidad y su expresión como dirección del rendimiento dentro del proceso de entrenamiento aparecen: ¿Es una capacidad motriz?, ¿Cuándo y con qué frecuencia se trabaja para su desarrollo?, ¿Cualquier nivel de amplitud de movimiento sirve para ser desarrollada esta capacidad?, ¿Qué requerimientos en cuanto a colocación del cuerpo seguir para su desarrollo?, ¿El trabajo para el desarrollo de la fuerza limita los niveles de flexibilidad?, ¿Máxima amplitud quiere decir llegar hasta el dolor?
Estas están vinculadas a problemas frecuentemente detectados en las sesiones de entrenamiento en diferentes deportes: se confunde el estiramiento con el trabajo para el desarrollo de la flexibilidad, ubicación del trabajo para el desarrollo de esta capacidad al final de la sesión de entrenamiento o después de grandes trabajos de fuerza, poco calentamiento, desaprovechamiento de los períodos sensitivos de desarrollo de esta capacidad, falta de especificidad en el trabajo de la misma en relación con el gesto deportivo y a las características individuales del deportista, problemas que expresan desconocimiento parcial de la propia capacidad y cómo conducir su desarrollo.
Según Di Santo Mario (2000) se clasifican los deportes según se manifiesta la capacidad de flexibilidad en relación con las características del mismo:
Deportes A: Demandan altas exigencias de flexibilidad en la performance de sus gestos típicos (gimnasias rítmica y artística, patinaje artístico, etc.)
Deportes B: Exigen fuertes demandas de flexibilidad pero preferentemente en algunos núcleos articulares y no en el resto del cuerpo (natación, atletismo, de combate, tenis, etc.)
Deportes C: Plantean demandas normales de flexibilidad ya que la performance de sus gestos típicos no depende estrictamente de esta capacidad (fútbol, rugby, hockey, boxeo, voleibol, balonmano, béisbol etc.)
Esta clasificación sienta las bases para la selección adecuada de los métodos y medios para su desarrollo, ya que justamente la tenencia en cuenta de las características de un deporte determinado propicia la determinación del carácter de la flexibilidad como dirección determinante o condicionante del rendimiento.
|