SON VARIAS las acciones a las que debe prestar atención el técnico durante el entrenamiento de la táctica.
En tal sentido se impone dar seguimiento a la velocidad del desplazamiento y las ejecuciones a aplicar según la distancia que se propongan establecer durante el ejercicio. Se trata del componente cualitativo del proceso, representando la cantidad de trabajo en un plazo de tiempo con una eficiencia acorde a las exigencias del entrenamiento.
Define además, la magnitud y el carácter de los cambios fisiológicos en el organismo del deportista, provocados por la dinámica y el ritmo de la actividad.
En cuanto a la duración, es equivalente al volumen de la carga, que constituye la magnitud que caracteriza, condicionalmente, la parte cuantitativa del proceso del entrenamiento.
Otra prioridad debe estar centrada en la duración de los intervalos de descanso entre los ejercicios, tandas, series, pausas y micropausas de las acciones, definido por la magnitud y el carácter de las reacciones de adaptación del organismo a las diferentes cargas.
El carácter del descanso define las pausas del trabajo activo o pasivo, según la carga a realizar y/o la cantidad de repeticiones de los ejercicios, manteniendo un nivel alto de trabajo de los sistemas respiratorio y cardiovascular.
Es importante que el entrenador conozca y domine que desde el punto de vista fisiológico, el aumento de las repeticiones o el tiempo sin control producen la disminución de las reservas de energía del organismo y lo lleva al proceso de fatiga.
Metodológicamente elevar el nivel de la intensidad demanda aumento de la velocidad de la ejecución del ejercicio y disminuir los intervalos de descanso entre estos. Por tal motivo en el entrenamiento moderno de la táctica se necesita aumentar el número de repeticiones de los ejercicios y crear un alto grado de dificultad en su coordinación.
Para cumplir con este parámetro tan importante de la calidad, se establece una relación de volumen e intensidad, donde se deben aumentar el volumen y la mantención del nivel inicial de la intensidad, y posteriormente el incremento gradual a niveles medios de la intensidad y el volumen hasta lograr que ambos indicadores puedan ser una resultante de una acción táctica con un nivel de velocidad acorde con los resultados esperados.
Pero algo debe estar claro: solo podrán repetirse las acciones tácticas cuando el organismo del deportista haya sido capaz de efectuar su recuperación energética.
Esta debe ser dosificada individualmente, según la posición que desempeña en el equipo, partiendo del principio de que no existen dos organismos biológicamente iguales.
Debe ser evaluada en cada unidad de entrenamiento de forma individual, mediante la utilización de los controles periódicos y los tests pedagógicos propios para las acciones enseñadas y entrenadas, planificarse y dosificarse en cada unidad de entrenamiento con la relación de medios físicos y técnicos, que contribuyan a una correcta y efectiva acción combinada con la táctica.
Solo así podremos evaluar cualitativamente el progreso y los resultados de las acciones tácticas en la competencia de los juegos de conjunto.
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