La Habana.- CUANDO apenas era adolescente el exciclista y profesor Jorge Cardona lo captó para su área especial en Banes, municipio de Holguín.

Leopoldo Díaz Domínguez iniciaba el séptimo grado con el curso 1979-1980 y no titubeó ante la propuesta que terminó por unirle para siempre a las bicicletas.

Fue ciclista durante más de una década y tras retirarse siguió hasta la actualidad los pasos de su primer entrenador, además de graduarse de profesor de Educación Física y de idioma francés porque otro banense y ya comisario internacional, Luis Ávila, lo embulló a convertirse en árbitro.

Desde hace unos años comisario nacional de la Unión Ciclista Internacional (UCI), se ha ganado el respeto de todos por su seriedad y entrega, bases de excelentes desempeños en cualquier tarea que se le asigna dentro de una carrera.

«No importa el evento que sea, lo hace muy bien, tiene muy buen dominio del reglamento y es muy activo, siempre está pendiente de todas las situaciones que se presentan en una competencia, cumple con su función, pero además apoya el trabajo de los demás comisarios», aseveró el villaclareño Rolando Vera, internacional categoría A de la UCI y poseedor de mucha experiencia.

Al tiempo que realiza una sólida faena con sus alumnos, algunos de ellos medallistas en Juegos Escolares Nacionales, también ha sido seleccionado juez más destacado en esa propia lid, así como en campeonatos juveniles y en los dos Clásicos desde Camagüey (2014) y Guantánamo (2015) a La Habana.

¿Cuáles fueron tus experiencias como competidor?

Estuve en la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE) de Holguín, luego en el equipo nacional juvenil en la ESPA, un tiempo en el Centro de Alto Rendimiento Cerro Pelado y en la selección de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, cuando existía la ESPA militar.

¿Los mejores recuerdos?

Cuatro Vueltas a Cuba consecutivas desde 1983 con Holguín, y en mi debut obtuve el lugar 51, bueno si se considera que fue en uno de los años en que participaban medallistas mundiales y olímpicos de las extintas Unión Soviética y República Democrática Alemana, la época en que comenzaron a competir juntos amateurs y profesionales, y yo era de un equipo provincial.

¿Y la pista?

Corría los cuatro mil metros persecución individual, alcancé dos veces quinto lugar y otra séptimo en campeonatos de primera categoría. Me retiré con solo 26 años por las lesiones.

Como comisario nacional, ¿en qué otros eventos has participado?

Logré ese título en un curso de recalificación en 1989, que impartieron los internacionales Pedro Frías y Rafael Rodríguez, ya fallecido, y he trabajado en todos los más importantes en Cuba: un mundial juvenil, dos para países pequeños, copas Cuba, competencias nacionales de primera categoría y Vueltas a Cuba.

¿Cuánto te aportó ser ciclista?

Haber practicado el deporte permite interpretarlo mejor en todos los sentidos.

¿Qué opinas del actual arbitraje cubano?

Goza de buena salud, contamos con cuatro comisarios internacionales e integramos un grupo de categoría nacional de la UCI que constituye el equipo de puntería del país.

¿No aspiras a comisario internacional?

Sí, pero es difícil, porque la UCI y la COPACI (confederación panamericana) asignan los cursos y las sedes, y el país organizador se beneficia por mayor cantidad de candidatos, pero en Cuba no se realizan. Me siento capacitado por el dominio del reglamento y el idioma, y es una actividad longeva, para la que el límite son los 70 años de edad, pero el problema es que hay que costearse todos los gastos.

¿Tienes algún otro proyecto?

Inclinación por el mountain bike, me preparé e impartí un curso nacional a los entrenadores y comisarios de ciclismo, que incluyó las nueve modalidades de esa especialidad.

¿Cómo puedes desarrollar el ciclismo en la base si es tan costoso?

Contamos con 12 bicicletas de buena calidad gracias a la donación de un amigo canadiense, así como vestuario y zapatillas, de esta manera podemos preparar a hembras y varones con edades entre 11 y 13 años.

¿De lo contrario?

Ese es el quid del ciclismo en Cuba, en particular el masculino, en el que estamos bien rezagados, no así el femenino que muestra resultados mundiales y una medalla olímpica, pero la falta de recursos nos afecta mucho y es fundamental, porque un ciclista sin zapatillas y una buena bicicleta no puede tener logros de nivel. En la base, en las áreas especiales, es peor, los niños a esa edad rompen más lógicamente durante el proceso de aprendizaje.

¿Sales a la carretera con tus alumnos?

Sí, los fines de semanas pedaleo 40 kilómetros y hasta 70. Eso me beneficia la salud pero lo importante es que aprendan.

¿Realizado?

Personalmente sí, tengo tres hijas, Ivette, de 28 años; Lisbet de 25, y Janet, la más pequeña, que con 10 ya practica el ciclismo. Todo esto me hace muy feliz, como ser abuelo de dos niñas.

¿Profesionalmente?

Cuando tenga la oportunidad de llegar a comisario internacional.