LA ACTIVIDAD rápida e intensa no solo requiere del deportista un aparato locomotor bien entrenado, sino también la capacidad de percibir y elaborar situaciones, tomar decisiones o cambiar la acción táctica en instantes, basado en la utilización de los conocimientos adquiridos.
Ello pone en claro lo imprescindible de laborar incesantemente en la búsqueda de vías, métodos y medios para desarrollar y elevar progresivamente la capacidad del trabajo táctico en los jugadores.
El reto está en la necesidad de combinar la capacidad del trabajo intelectual y físico, procurando un elevado nivel del primero, acorde con la decisión de las tareas tácticas, sobre la base de un quehacer muscular intensivo, condición determinante para alcanzar el éxito.
La hipótesis actual defiende la inexistencia de una correcta y progresiva evaluación del nivel de capacidad de trabajo táctico, y plantea lo mismo en torno a la utilización de los métodos para su aumento, estabilidad y efectividad durante los entrenamientos y competencias.
Vale entonces recordar que los juegos deportivos se caracterizan por ser dinámicos, de gran creatividad y con características mixtas desde el punto de vista fisiológico, con los atletas expuestos a diferentes situaciones requeridas de ser solucionadas en el menor tiempo posible.
O sea, que el resultado depende del trabajo colectivo del equipo para lograr los objetivos de forma general, y en lo particular los tácticos.
La preparación de los atletas implica componentes físicos, técnicos, tácticos, sicológicos y teóricos diseñados para proporcionarles las bases y los medios necesarios para enfrentar y disponer de soluciones.
El autor de estas líneas (1978) y otros como Gutiérrez, V. (1989); García Ucha, F. (2002); Russell, L. (1974, 2003); del Pino, M. (2004) y Sabas, G. (2008) han abordado el proceso de preparación táctica en diferentes selecciones en Cuba.
García Ucha ha evaluado que las categorías de pensamiento, toma de diversas, complejas y difíciles decisiones, intuición, memoria, percepción y atención están presentes en toda acción táctica, y es trascendente para el sicólogo y el entrenador saber cómo piensa, y con cuánta rapidez y calidad resuelve los problemas de orden técnico-táctico un deportista.
Según el autor, todo apunta entonces al convencimiento de que para lograr un desarrollo del pensamiento táctico debemos conocer qué son la capacidad de trabajo del individuo y sus diversas formas de aparición en el entrenamiento y la competencia, o lo que es lo mismo: su nivel fisiológico ante una actividad determinada.
CAPACIDAD DE TRABAJO
Uno de los problemas fundamentales de la pedagogía, la teoría del entrenamiento deportivo contemporáneo y las ciencias aplicadas lo representa la posibilidad de dirigir y elevar con más calidad y efectividad la capacidad de trabajo físico y mental en cada atleta.
Este tema, en sus dos formas, ha sido centro de investigaciones realizadas por diferentes especialistas, pero aún no se tiene una definición concreta del término capacidad de trabajo, capaz de satisfacer a todos los que estudian sus particularidades generales y específicas.
Nuestra apreciación radica en que el estudio de las diferentes formas de la capacidad de trabajo del hombre mantiene su actualidad y debe continuar investigándose.
Este autor la identifica como la capacidad del hombre para ejecutar la máxima posibilidad de trabajo en un aspecto de la actividad con un carácter definido, sin la disminución de los parámetros de calidad y cantidad.
Por consiguiente el nivel de capacidad de trabajo del hombre se evalúa por la cantidad y la calidad del trabajo realizado en la unidad determinada de la actividad.
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