LA DÉCADA de los años 60 trajo a Cuba un período de trasformaciones radicales como resultado del triunfo de la Revolución. La celeridad de los cambios, la pérdida de parte de la memoria escrita de su funcionamiento y la ausencia de estudios sobre estos hechos desdibujan el escenario en que tuvieron lugar.

Así existen confusiones en el registro del imaginario institucional respecto a la creación de organismos, programas y proyectos para la enseñanza —emergentes y regulares— de los profesionales de educación física. Es el caso de la ESEF y su primer curso regular (1964).

Vale entonces recordar que la ESEF surge por una Disposición Adicional contenida en la Ley No. 936 del 23 de febrero de 1961: «Se crea el Centro de Educación Física y Deportes “Comandante Manuel Fajardo”, como Escuela Superior y altamente calificada para la formación y superación de profesores, instructores y entrenadores de educación física y deportes, el que funcionará adscripto al Instituto con la reglamentación que le imparta el Director General».

De tal forma queda derogada toda disposición anterior, por lo que se asume el cese del funcionamiento de los institutos de enseñanza de educación física conocidos como INEF y el cuerpo de la Ley aclara que todo el personal, instalaciones, funciones y lo relacionado con sus presupuestos pasa al nuevo organismo: el INDER.

O sea, la ESEF nace en las mismas instalaciones y con los profesores que permanecieron del claustro de la INEF, a quienes se sumaron otras personalidades y colaboradores, considerados entonces fundadores.

Pero no inició su curso regular en el año fundacional, pues entre 1961 y 1964 se habilitaron cursos emergentes para profesores de educación física, instructores y entrenadores con el propósito de asimilar en todo el país la enseñanza de la educación física escolar, impulsar masivamente el deporte como derecho del pueblo y el trabajo comunitario.

El INDER en este primer lustro del triunfo revolucionario hizo un trabajo extraordinario de socialización e inserción social a base de programas comunitarios, y logró una efectiva movilización de todos los grupos a partir de iniciativas que animaron a la población, facilitaron su incorporación al proceso revolucionario y dieron credibilidad a los cambios.

La ESEF fue encargada de la formación de todo el personal que conduciría estos procesos, a nivel macro en el diseño de la política de capacitación del profesor que hacía de líder comunitario y a nivel local, hasta la familia, el barrio, en la ciudad y el campo.

La cruzada emprendida por la ESEF para capacitar de manera emergente a cientos de profesores, entrenadores y miembros del movimiento de voluntarios fue intensa, y podría ser esta la causa primera que aplazó la apertura del curso inicial regular superior hasta 1964.

Personas vinculadas a aquellas jornadas recuerdan la insistencia del Comandante en Jefe Fidel Castro en impulsar las prácticas físicas en todos los niveles, y para ello se debía disponer de una escuela formadora de profesionales orientados al servicio social, subrayando la necesidad de contar con un activismo, un liderazgo, un comunicador, y  ese actor debía formarlo la ESEF, que asumió el reto como su tarea primaria, con respuesta en los cursos comprendidos entre 1961 y 1964.