DECIR comunicación es representarse a las personas llevando a cabo un intercambio de información, ideas, emociones, habilidades, gestos y modelos de actuación mediante el empleo de signos y palabras que impactan rápidamente sobre el comportamiento de cada uno de los implicados en ese proceso.

Durante años los psicólogos del deporte han dedicado atención a la comunicación por su importancia para el funcionamiento de un equipo de deportistas.

De esta manera ha quedado registrada la influencia de lo que comunica el entrenador al deportista en todo el proceso de preparación y competencias, y de igual modo lo que comunica el deportista a los entrenadores.

Los estudios sobre este tema abarcan décadas de esfuerzos intentando establecer las formas más eficaces de llevar a cabo la interacción entre entrenadores y deportistas.

Lograr el entendimiento entre los que se comunican, consiguiendo un propósito en el deporte, en medio del entrenamiento o la competencia, es vital para la organización y regulación de las acciones.

Hasta tal punto llega a resultar trascendente la comunicación que se muestra cuando se eleva por encima del grado de preparación física, técnica y táctica.

El equipo donde no existe una comunicación eficaz no puede llevar adelante las acciones tácticas y se encuentra paralizado, aunque fuera pronosticado como favorito para la victoria.

Sin comunicación eficaz no hay un hilo conductor que señale hacia dónde colocar la atención de lo que ocurre, ni el grado de esfuerzo requerido, ni las maniobras imprescindibles para imponerse a un contrario o a sí mismo.

La comunicación permite identificar los objetivos de cada miembro del equipo en consonancia con la situación.

Por ejemplo: de la competencia, intercambiar experiencias, modificar la información convirtiéndola en un conocimiento novedoso para todos y dar lugar a respuestas ofensivas o defensivas complejas inalcanzables a la comprensión del contrario.

De igual forma la comunicación adecuada puede desarrollar la elevación del clima y estado emocional de los deportistas, o contrariamente su ausencia o incorrecta elaboración pueden crear desventajas por su tendencia a inhibir a las personas que la requieren o a la creación de conflictos por no comprensión o exceso que dañan la autoestima de los participantes.

Dada su complejidad y la opción de consultar las más diversas fuentes sobre el tema, hemos querido detenernos en aspectos no frecuentemente encontrados en las experiencias existentes y quizás poco publicadas, como ocurre cuando nos proponemos comprender las tendencias de la comunicación deportista-deportista.

Se ha dado un tratamiento casi exhaustivo a la comunicación entrenador-deportista, a la cual se le ha brindado la mayor atención debido a las implicaciones que tiene para los estudiosos el rol sicológico del entrenador.

Pero hay que llamar la atención de que la interacción entre jugadores es muchísimo más frecuente en condiciones de competencia.

Esta supera la cuota de información que envía el entrenador, la cual no por su carácter cuantitativo o cualitativo deja de tener importancia cuando, sobre todo, son instrucciones para un plan de acción o el desarrollo de un esquema táctico.

Ahora bien, en el transcurso de las acciones del deportista dentro de la vorágine intensa del partido es vital comunicarse entre ellos para conocer dónde es propicio moverse, pasar el balón, evitar a un contrario o anticipar lo que va a ocurrir de manera inmediata.