PARA desarrollar la fuerza como capacidad física en el niño se pueden utilizar diferentes ejercicios con cargas externas o “autocarga”, es decir los que apelan al propio peso corporal  de este.

La edad recomendada es alrededor de los 14-15 años, o sea  después de la maduración sexual, que como se sabe varía en dependencia del sexo y otros aspectos genéticos y hormonales.

Para el empleo de ejercicios con cargas externas debe tenerse en cuenta que estas no serán elevadas, sino las propias de  actividades como lanzamientos, transporte, arrastre y saltos.

Ello significa la utilización de implementos tan variados como ruedas de autos, pelotas medicinales, sacos pequeños rellenos con arena, colchones y bancos gimnásticos, espalderas, cajones suecos, y los compañeros.

Los ejercicios con el propio peso corporal pueden implicar acciones como saltos, escalamientos, cuadrupedias y flexiones y extensiones de distintas partes del cuerpo.

Están encaminados al desarrollo de la fuerza rápida y de la fuerza resistencia teniendo en cuenta los siguientes aspectos:

Fuerza rápida: Deben ser ejercicios globales, poner en movimiento zonas musculares concretas sin llegar a ser específicos, tener poca y moderada intensidad, incluir entre 10 y 15 repeticiones y caracterizarse por alta velocidad de ejecución.

Fuerza resistencia: Igualmente se trata de ejercicios globales que pongan en movimiento zonas musculares concretas, pero reclaman menos intensidad que los de fuerza rápida, con repeticiones que varían entre 15 y 20, y velocidad de ejecución media.

Los niños comprendidos entre 8 y 12 años deben realizar ejercicios variados y poco específicos, fundamentados en juegos de tracciones, desplazamientos, empujes, arrastre, reptaciones, escalamientos y otras variantes.

Para quienes tienen entre 12 y 14 años se recomiendan ejercicios de multisaltos, lanzamientos de objetos y empleo de cargas livianas con muchas repeticiones. Cuando estas son ya algo altas deben asumirse con velocidad y pocas repeticiones, teniendo en cuenta lo importante del empleo del entrenamiento en circuito.

Para motivar y desarrollar las capacidades de fuerza es necesario revisar periódicamente la variabilidad de los ejercicios, dando por hecho que mantenerlos repetidamente y durante largo tiempo hace perder el interés de los niños.

De tal forma dejan de ser eficaces y no hay desarrollo, lo que obliga a modificarlos a partir de alternativas como aumentar la resistencia a desplazar, hacer lo mismo con la distancia o altura del salto o el lanzamiento, modificar los brazos de palancas y variar la velocidad del movimiento.

De manera general se debe atender la musculatura extensora de la columna vertebral y emplear ejercicios globales, no dirigidos al desarrollo de la fuerza máxima y sí a la fuerza velocidad y a la fuerza resistencia.

La prioridad debe estar asignada a los grandes grupos musculares, responsables de las posturas y de los miembros inferiores, y desterrar los que exijan fuerza excesiva o máxima.