Ciego de Ávila.- IDENTIFICADO con el multicolor pelotón por varias generaciones desde que se creó en 1964 y pese a su actual categoría nacional el pueblo llama también a este Clásico desde Guantánamo a La Habana como la Vuelta.

Desde que en la capital del Guaso dio inicio el giro el pasado 11 de febrero, la afición agradeció este espectáculo rodante que contribuye al fogueo de las mejores figuras, al desarrollo de los más inexpertos y que el ciclismo de ruta continúe vivo y como fiesta del pedal todos dan la bienvenida ¡a la Vuelta!.
Y es que el Clásico, como se le llama mientras no sea internacional, para lo cual requiere de ciertas exigencias por la Unión Ciclista Internacional (UCI), y otorgue puntos a los efectos del ranking de América significa para la afición cubana su “Vuelta” y es incalculable con el beneplácito con que ha sido recibida y vitoreada.

No ha faltado la animación por campos y ciudades desde la zona oriental hasta su arribo a Ciego de Ávila, lo cual de seguro será igual en el resto del recorrido hasta que la serpiente multicolor arribe al Paseo del Prado el próximo domingo.
Importante el apoyo que ha tenido en cada territorio no solo de las direcciones del deporte, también de sus respectivos gobiernos, y lo que en logística y organización ha demostrado que el país en ese aspecto está en condiciones de respaldar a la Federación Cubana para que muy pronto sea una realidad el giro con equipos foráneos.

Las iniciativas de muchos, incluidos los municipios por donde ha transitado la caravana y los esfuerzos para que todos, pero especialmente los protagonistas principales que son los pedalistas, reciban las atenciones que requiere quienes practican un deporte de tanto desgaste físico y que diariamente cambian de escenario, lo que exige muchos detalles tanto para los miembros de la caravana como de los anfitriones en cada etapa.
Aunque hasta la sexta fase todas las provincias han hecho un esfuerzo para que la “Vuelta” sea un éxito, es digno destacar lo realizado en Santiago de Cuba para que se recuperara una de los tramos más rigurosos, tenso y difícil, incluso entre los giros en el continente, la escalada a la Gran Piedra, corrida por última vez hace 25 años en la XXIV edición (1990). 
Igual el masivo recibimiento en los poblados de la provincia Granma, especialmente multitudinario en el municipio de Jiguaní, y el esmero en Holguín, evidente desde la partida de la contrarreloj por equipos en el pequeño poblado de Cacocum, donde se preparó una especial despedida a la caravana, que incluyó un atractivo acto deportivo cultural.

Y todo sin olvidar durante el trayecto la vital seguridad de todo el convoy, muestra que si se puede revivir este atípico evento para que de oriente a occidente se vuelva a escuchar ese grito popular ¡ahí viene la Vuelta!.