NO TENER tiempo para hacer ejercicio es, a estas alturas, una queja universal.
Por ello los expertos en Ciencias del Deporte han empezado a buscar fórmulas que se adapten a los estilos de vida de hoy.
Léase gente que trabaja una gran cantidad de horas y se mueve mucho, pero casi nunca andando y quemando energía. Y para eso han cambiado la pregunta clásica de sus estudios.
En lugar de averiguar cuánto tiempo de actividad física se necesita para estar bien —una respuesta que se encontró hace varios años: 158 minutos por semana de ejercicio moderado—, la interrogante es otra.
Ante la dificultad para completar ese tiempo por desidia o porque las agendas están repletas, los expertos han empezado a preguntarse cuál sería el ejercicio mínimo que uno necesitaría para no ganar peso y tener una salud cardiovascular correcta.
Es decir, cómo llegar a un acuerdo de mínimos con el cuerpo.
Los entrenamientos de entre 7 y 15 minutos de duración son, de momento, una primera respuesta.
Consisten en tablas de ejercicios a muy alta intensidad con pequeños intervalos de descanso, diseñados para personas con poco tiempo y buena condición física.
Se pueden practicar casi en cualquier lugar, pues solo se requiere una pared y una silla donde apoyarse. El resto lo hace el peso del propio cuerpo luchando contra la fuerza de la gravedad.
La rutina de ejercicios minimalistas más conocida es la de los “siete minutos” y llegó al mundo con la bendición de la revista The American College of Sports Medicine’s Health & Fitness, una publicación con mucho predicamento entre los expertos del asunto.
Son 12 ejercicios que deben practicarse a un ritmo muy alto, descansando solo 10 segundos entre cada uno.
«Siete minutos en los que uno realmente lo pasa mal, pero es el único modo de comprimir un entrenamiento en tan poco tiempo. La buena noticia es que, una vez que has terminado, ya no hay que hacer más ejercicio», explicaba Chris Jordan, director del Departamento de fisiología del ejercicio en el Human Performance Institute, en Orlando (Florida).
El experto es uno de los coautores del método de entrenamiento comprimido, y aseguró, en un artículo que dio la vuelta al mundo, que «los ejercicios por intervalos de alta intensidad proveen de la mayoría de los beneficios de una actividad física continua, pero en un período más corto».
Otros científicos de la McMaster University, en Ontario (Canadá), apuntalaron la tesis asegurando que unos pocos minutos de actividad física a una capacidad que casi llegue a la máxima resistencia de una persona producen cambios moleculares en los músculos similares a los que se consiguen después de una carrera de varias horas.
En otras palabras, la clave de ahorrar en tiempo está en subir la intensidad, y esto se traduce en sufrimiento y ponerse casi al límite de la capacidad física. Algo que requiere un chequeo médico previo y que un entrenador haya supervisado la actividad. (Tomado de El País)
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