Foto: Mónica Ramírez

Salgacero, Las Tunas.- POCO más de 30 kilómetros después de abandonar la carretera principal y enfrentar numerosos  “saltos” entre terraplenes y cañaverales aparece esta comunidad que celebra su centenario en el actual año.

Al principio puede parecer un pueblo más entre los tantos que abundan en los campos cubanos, con su típico parque, viviendas coloridas aunque no igualmente conservadas, y coches tirados por caballos y bicicletas como principales medios de transporte.

Pero hay algo aquí que llama la atención y ha hecho que la localidad trascienda sus límites para generar orgullo entre quienes la habitan: el Consejo Rústico Deportivo 4 de Abril, primero de su tipo creado en el país.

«Lo fundamos para que con los propios recursos del lugar la gente fuera capaz de tener sus instalaciones e implementos y desarrollar la actividad física», explica su presidente José Luis Gutiérrez, un hombre con inmensa pasión por este terruño y lo que han conseguido.

Incluso quienes visitan el lugar conociendo de su obra terminan impresionados al comprobar lo bien conservado de un terreno donde se practican béisbol, voleibol, hockey sobre césped, fútbol y otras actividades.

Como sucede en casi toda la isla no faltan los círculos de abuelos y las peñas de dominó, pero lo diferente es la forma en que los pobladores tributan al deporte, ya sea como practicantes, desde la enseñanza o a partir de su arte en función de elaborar vestuarios o implementos.

«Cuando iniciamos practicábamos los deportes más conocidos, pero a medida que fue pasando el tiempo buscamos algo más,  porque queríamos ser el mejor de la provincia, donde había más de 100 complejos, y la idea fue convertirlo en integral», recuerda José Luis, también administrador de la panadería que surte a varias comunidades a la redonda.

«Construimos instalaciones y comenzamos con disciplinas de combate como lucha, judo y kárate, todo partiendo de los medios que poseíamos», comenta mostrando la “casita” que fue su vivienda y ahora acoge el colchón de esas actividades.

Este enamorado de lo que hace cuenta con el apoyo incondicional de sus seres más cercanos, incluido el pequeño Yandel, quien parece destinado a heredar toda esa carga de pasión y por el momento no se pierde un minuto de la historia.

«El hockey es uno de nuestros orgullos, no creo que haya otro campo en Las Tunas, y llegamos a tener 10 atletas en el equipo provincial, que es una potencia», explica a JIT, y recuerda que su hija fue dos veces parte de los reinados de Cuba conseguidos.

«Buscamos mucho la vinculación de la cultura física y la recreación, para que se vieran aquí todas las manifestaciones posibles, y por eso el resultado», agrega sobre un complejo que ostenta la condición de Vanguardia Nacional por muchos años consecutivos y cuenta con nueve profesores.

La Orden al Mérito Deportivo, la medalla Mártires de Barbados y el Premio Tony Vázquez por la excelencia en la recreación física son otros de los abundantes reconocimientos atesorados en las “vitrinas” del pequeño museo particular.

«En Salgacero hay 1 192 habitantes, pero este trabajo llega a todo el consejo popular y por eso son más de 3 000 las personas que se benefician con lo que hacemos», dice.

«Tenemos que mantenerlo, y con ese objetivo he hecho parte del proyecto a todo el que me puede ayudar, para que lo sientan suyo. Esa es la esencia de todos porque el deporte es una de las conquistas más grande de la Revolución.»

MININDUSTRIA EN ACCIÓN

Salgacero también ha trascendido por la fabricación de implementos y medios auxiliares para la enseñanza.

«Hicimos una pequeña industria donde fabricamos bates, zapatillas para lucha, bastones para hockey, el batintín y almohadillas para béisbol, así como juegos de dominó», añade José Luis, ahora acompañado del carpintero Sergio Serrano, quien por más de 15 años se ha dedicado a entregar bates.

«Fue una iniciativa que se nos ocurrió luego de creado el combinado. Prefiero la güira y la majagua para hacerlos, pero ahora estoy trabajando mucho el palo gigante o la guácima colorada, que abundan más», explica quien prefiere estar tras el torno que dialogar con los periodistas.

Sus productos tienen las medidas oficiales para ser utilizados en nuestras series nacionales, desde las 28 hasta las 36 pulgadas, aunque el de 33 es el más común.

«Joan Carlos Pedroso dio 14 jonrones en una temporada con un bate que le regalamos, y Osmany Urrutia, el equipo de la Isla de la Juventud y muchos otros los han utilizado», amplía José Luis.

EL MÁS JOVEN

Aunque son varios los programas en desarrollo, como el Educa a tu hijo, el Círculo de Abuelos, torneos de dominó o béisbol, y tablas gimnásticas, hay uno que llama mucho la atención y pese a ser el más joven de los incorporados.

Se denomina Montunito, está dirigido a niños de hasta 11-12 años y apuesta por el rescate de las tradiciones de los campos cubanos.

Así lo explica el profesor Carlos Reyes, convencido de las virtudes de un proyecto ideado por un homólogo suyo del municipio de Colombia y extendido más allá de los límites provinciales.

«A veces la juventud olvida dónde nacimos y se pierden las raíces, por eso impulsamos una serie de actividades encaminadas a desarrollar en los niños habilidades y valores sobre la base de las tradiciones en las zonas rurales», expone Reyes, otro de los nacidos en esta región.

«Utilizamos caballitos de madera para las “carreras” y les enseñamos a ordeñar con chivas mansas, para que el animal no les dañe», amplía.

«Eso viene en la sangre, en las raíces de las familias, porque ¿quién no ordeña una vaca o monta caballo aquí? Tiene mucha aceptación, mucho impacto en la población. En las ferias lo hacemos bastante. Incluso ha habido rodeo de mayores y la gente ha dejado todo para ir a ver a los niños», confiesa como muestra del amor.