Veracruz.- UNA cerrada ovación premió hoy a la delegación cubana durante la ceremonia inaugural con que los organizadores de los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe emitieron un sentido canto a la paz.

El respaldo del público signó el momento en que el luchador Mijaín López portó la bandera de la estrella solitaria al frente de sus compañeros mientras una de las transmisiones televisivas anunciaba “ya desfila el rival a derrotar”.

La embajada atlética de la isla fue la décima entre las 31 inscritas en la justa que estrenará su calendario mañana, y pasó en medio de prolongados aplausos por la “pasarela” en que se erigió el congestionado estadio Luis “Pirata” Fuente, donde Yuri interpretó el himno nacional mexicano.

En una noche fresca a la que la naturaleza dotó de un tono ajeno al imperante hasta la jornada precedente el espectáculo rindió culto a la vida marina y mezcló tradición y modernidad al ritmo garantizado durante cientos de horas de ensayos y un diseño generador de muchos elogios.

Más de mil voluntarios artistas y unos 300 miembros del staff aunaron esfuerzos para garantizar la entrega, que satisfizo el propósito de vincular pasado y presente, y rendir tributo a los íconos espirituales del pueblo y la cultura de Veracruz.

Concretado a la altura de eventos de mayor rango, el encuentro enfatizó en la lucha contra la violencia, un llamado desde el que sobrecogió la niña empeñada en el compromiso de todos.

Los izamientos de las banderas del Comité Olímpico Internacional y la Organización Deportiva Centroamericana y del Caribe, las palabras de su presidente Héctor Cardona y el gobernador Javier Duarte de Ochoa, y el abucheo de que fue blanco el representante del ausente presidente del país anfitrión fueron otros ingredientes de la velada.

“Estos son los juegos de la unidad, estos son los juegos de la amistad, estos son los juegos de la esperanza”, proclamó Ochoa, quien se pronunció por un legado de “paz, amor y fortaleza”, poco antes que la taekwondoca doble medallista olímpica María del Rosario Espinoza encendiera el pebetero en forma de roseta y Ricky Martin desatara pasiones.