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La Habana.- AUNQUE es más popular su eficacia preventiva en relación con las enfermedades cardiovasculares, está igualmente demostrado que la ejercitación física puede contribuir a frenar las de tipo neurodegenerativo.

Los expertos aseguran que actúa como factor protector del cerebro en el envejecimiento y han comprobado que puede resultar beneficioso en la lucha contra el Alzheimer, el Parkinson y otras afecciones de esa índole.

Artículos que reseñan ejemplos concretos ratifican que la progresión de esos padecimientos puede prevenirse o retrasarse en cierta medida si la persona mantiene una dieta adecuada y realiza ejercicios físicos de forma regular, aunque también necesita activarse mentalmente.

Una de las investigaciones asevera que la incorporación de aeróbico suave-moderado se erige en mecanismo útil para retrasar el avance de los síntomas del Alzheimer.

«Lógicamente no es que vaya a ser milagroso, lo que sí es cierto es que una persona aquejada de esta enfermedad va a sufrirla de forma mucho más severa si sus hábitos son poco saludables y si su cuerpo se deteriora por culpa de la inactividad», precisa.

En el caso del Parkinson, los especialistas han concluido que el ejercicio físico es herramienta muy útil en las primeras etapas, pues ayudará a que la persona se mantenga activa e independiente el mayor tiempo posible.

«En fases más avanzadas servirá para que la persona, a pesar de la progresión de los síntomas (temblor, rigidez, dificultad para realizar movimientos…) pueda mantener un buen estado físico, lo cual favorecerá que la pérdida de capacidades sea mucho más lenta y suave. De lo contrario, la pérdida podría ser mucho más brusca», enfatiza el documento.

La revista Science subraya que correr o caminar a un ritmo ligero permite ralentizar en muchos pacientes el avance y los síntomas de esas enfermedades, además de prevenir complicaciones y problemas habituales como caídas y discapacidades motoras.

Además, aumenta la capacidad de reparación del cerebro cuando se ha producido daños, pero hay coincidencia en alertar que se consulte siempre al médico para establecer el programa de ejercicio a medida del paciente en función de su edad, estado general de salud, posibilidades físicas y mentales y el estadio de la enfermedad.