México DF.- ES UN hecho. Aunque lo pretenda el cubano Mijaín López no puede pasar inadvertido. Imposible para alguien con más de 1,90 metros de estatura y 130 kilogramos de peso.
En cada sitio le siguen miradas, unas de asombro y otras que adquieren el matiz del reconocimiento cuando detectan que se trata del doble campeón olímpico de la lucha grecorromana.
Así le ha sucedido en cada uno de sus movimientos en esta ciudad, especialmente en el gimnasio Edel Ojeda, donde acaba de premiar con oro su accionar en el Festival Deportivo Panamericano.
«Ya estoy acostumbrado y no me molesta. Saludo a todo el mundo porque eso ya es parte de mi vida», dice a JIT poco después de ser reclamado para entrevistas, fotos y alguna que otra firma de autógrafo.
El "gigantón" piñareño accede a cada solicitud con una sonrisa, responde con amabilidad, incluso cuando las interrogantes se repiten, porque todos quieren regresar a la redacción con su "exclusiva".
«Creo que es propio de la cultura de los cubanos, somos muy de pueblo y por eso no nos deslumbra la fama», indica a un corresponsal local interesado en saber cómo logra vivir «con los pies puestos en la tierra» luego de tantos éxitos.
«El deporte es una enseñanza diaria, un esfuerzo que realizamos casi siempre desde muy jóvenes para poder alcanzar los resultados propuestos», comenta más tarde al reportero de Televisión Azteca que indaga sobre las exigencias de su carrera.
Así se suceden una tras otra las intervenciones de los colegas, en medio de las cuales el multicampeón mundial confirma que enriquecer su vitrina con otro oro bajo los cinco aros redondearía el sueño de su vida.
«Río de Janeiro es la meta. Es un camino difícil pero cuando uno se propone algo debe buscar lograrlo para que el sacrificio valga la pena», sentencia seguro de que potencialidades le sobran para hacer realidad la encomienda.
Instantes después confiesa que primero debe pasar por conseguir el título en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz, único que le falta para poseer liderazgos a todos los niveles.
«También quiero ganar el mundial en septiembre», agrega cuando otro de los informadores le insta a hablar de planes más inmediatos.
La conversación duró menos de lo deseado porque las reglas de la competencia le exigen pasar al control antidopaje, pero casi al cierre le convocan a pronunciarse sobre el fenomenal ruso Alexander Karelin.
«Estoy trabajando para igualarlo, él es un ídolo de la lucha y todos queremos imitar a alguien con esos resultados. Me estoy esforzando cada día más para seguir su camino», asiente con la modestia que nunca le abandona.
El intercambio llega a su fin y deja una justificada reafirmación de admiración por este joven, porque permite constatarle tan inmenso fuera del colchón como sobre este. reasons wives cheat on their husbands click I cheated on my husband bystolic free trial coupon bystolic coupons for free lilly cialis coupon go prescription card discount
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